TL;DR

07 junio 2024 | Factor Psi

Por José Antonio Pérez Rojo

¿Cuánto aguanta nuestra atención antes de irse a otra cosa? Se dice que en el entorno digital si no captas la atención de alguien los primeros siete segundos, la has perdido1. ¿Qué tal vamos? ¿Seguís ahí? También hay gente que dice que en TikTok solo tienes un segundo, por eso todos los mensajes en redes se están volviendo cada vez más estridentes. Pero todavía no estamos en Tik Tok.

Ahora toca decir algo interesante, porque si no para qué vamos a seguir leyendo. Justo hace un rato le daba vueltas al tema del falso self y a que creo que lo utilizamos con demasiada ligereza o demasiado poco respeto por nuestros pacientes. Cuando Winnicott lo usó por primera vez en 1960, amplió nuestro vocabulario y nuestra capacidad de entender el mundo2. Desde entonces todos luchamos por tener un verdadero self y desembarazarnos del falso, del impuesto. Llevamos media vida intentando aprender a no ser otro que no somos, y también a estar a solas, sin necesidad de apoyos, pero a la vez viviendo en comunidad; releyendo cada tanto «La capacidad para estar solo»3 de nuestro querido Donald. Solo, pero con un self verdadero, eh. Como psicoanalistas hemos caído en la trampa de decidir qué self es el falso y cuál es el verdadero. No niego que en algunos casos es sencillo, pero siempre hay una zona que nos hace dudar. Ahora mismo estoy pensando que los pacientes no tienen un falso self, sino un self provisional con el que enfrentarse a las vicisitudes que plantea el día de hoy. Esto es como bajarse de la interpretación que abarca todo al señalamiento que pone una nota al pie para que el paciente construya lo que tenga que construir. Y volviendo al self, todos tenemos un self provisional o adaptativo que intenta acabar la mañana de una manera suficientemente digna y no necesitamos un analista que vaya diciendo por ahí que es falso. ¿No os parece?

Pero vayamos al título: TL;DR (too long, didn’t read. Demasiado largo, no lo he leído). Cuando planteamos este formato de artículo «Factor PSI» pensamos en esa abreviatura y hablamos de un límite de 500 palabras que hoy voy a intentar respetar (sin éxito), pero a partir de mañana ampliaremos al doble. Esto es después de la sugerencia de Jorge Pernía que nos dijo que 500 se le hacían muy pocas para contar lo que quería contar en su artículo titulado «El envilecimiento de la psiquiatría». También, no lo voy a negar, han pesado los hechos consumados del artículo titulado «El cartel renegado» de Eduardo Reguera. Eduardo se olvidó de lo que hablamos de las 500 palabras: «Es que me puse a escribir y me lié», dijo. Después de leer el artículo no me atrevería a recortarlo. Así que, si consideráis que lo que tenéis que contarnos tiene que durar más de 500 palabras o incluso alguna más de mil, os leeremos con el mismo interés.

Insisto en que la recomendación editorial es que captéis nuestra atención y que nos emocionéis. Ya sabéis lo que nos emociona a los humanos: el estómago, el bolsillo, o como dijo Freud, cualquier cosa que nos toque en la libido. Así se activará nuestra amígdala y nos pondremos en posición de aprender algo nuevo.

Y ante la duda, recordemos lo que decía el maestro Krahe y mi amiga Estrella: Lo bueno si breve, dos veces breve.

José Antonio Pérez Rojo
(Editor de la revista)

  1. Microsoft Canada. (2015). Attention spans. Consumer Insights. Recuperado de Microsoft Canada ↩︎
  2. Winnicott, D. W. (1960). Ego distortion in terms of true and false self. In M. M. Khan (Ed.), The maturational processes and the facilitating environment: Studies in the theory of emotional development (pp. 140-152). International Universities Press ↩︎
  3. Winnicott, D. (1958). La capacidad para estar solo. Revista chilena de neuro-psiquiatría, 58(3), 279-285. doi:10.4067/S0717-92272020000300279 ↩︎

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