Esta vez sí, el factor Psi no hay que buscarlo detrás de los discursos políticos. Hoy el factor Psi es el protagonista, si aceptamos las declaraciones del protagonista, el Presidente Pedro Sánchez. Se han metido con su esposa o, estamos ante la gota que colmó el vaso. En cualquier caso, la oposición política opina que esto es un postureo que elige el factor Psi como pretexto.
Que sea el factor Psi el protagonista de una casi decisión tan importante es difícil de creer cuando este Presidente tiene una historia de enfrentamientos y tensiones importantes. Hasta le escribieron un manual de resistencia. Pero vamos a creernos el factor Psi: el presidente no aguanta que se metan con su cónyuge. ¿Qué defensas usan los políticos para aguantar una profesión donde el enfrentamiento y la descalificación son las dos herramientas básicas de su praxis? Entre la paranoia y la melancolía se mueve el político. Cuando el núcleo melancólico se activa el puesto corre peligro. La carta es una mezcla entre ambas posiciones por eso hace bien en pedir unos días para ver quien vence, lo paranoide o lo melancólico.
Y ya lo sabemos. Venció el núcleo paranoide y el factor Psi, que llaman emocional, volvió a desaparecer en su evidencia. Pero aparece con otros rostros.
El adversario político está formado, en el mejor de los casos, por cincuenta por ciento de destructividad propia, proyectada, y cincuenta por ciento de destructividad ajena, del otro. Cuando estas proporciones se alteran el ruido se impone. El ruido de la palabra o el ruido de las bombas. Estamos en el de las palabras. Por eso es bueno retomar las proporciones. El Presidente dice que es lo que va a hacer con el punto y aparte. Va a tomar medidas políticas, medidas en lo real, para acabar con la mentira y la destructividad ajena. Lo que sabemos de los manejos paranoides es que acaban en el aislamiento o en la perturbación del medio. ¿Cómo se expresa esto a nivel político? No lo sabemos, aunque hay ejemplos históricos más que suficientes. Seguiremos esperando. Desde el punto y aparte.
Rómulo Aguillaume
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