Reseña del Libro ''La figurabilidad psíquica''

por | Revista del CPM número 6

El presente libro es la recopilación revisada de los artículos de una vida, mejor dicho, de dos, dado que dos son sus autores, que comparten un recorrido teórico del que en este libro intentan hacernos partícipes.

El recorrido por sus paginas resulta apasionante y nos muestra la firmeza de unos pensadores dispuestos a no cejar en la persecución de lo que creen.

Partiendo de su clínica, cuestionados por lo que viven y perciben en transferencia se preguntan por ello, no desechándolo como meramente restos de subjetividad inapropiada, sino intentando entender qué sucede cuando la teoría imperante, la del conflicto y la representación, no pueden dar cuenta de lo percibido.

La aventura está de nuevo en marcha, el descubrimiento, la posibilidad de colonizar nuevos territorios, la frescura de las ideas que, basándose en la tradición, la trascienden impulsándose y yendo un paso más allá.

Los autores reconocen sobre todo dos precursores de su pensamiento: Michel M´uzan y Andre Green, del segundo destacan su obra “el trabajo de lo negativo” y sobre todo un articulo llamado: “el analista, la simbolización y la ausencia en el encuadre analítico” de 1.975, en el que teoriza la figura del doble en el analista que servirá luego a los Botella como punto de partida de sus teorizaciones, así como de la necesidad para llegar a la formación de un objeto analítico (símbolo) a través de la reunión de dos partes: analista y paciente.

De M´uzan toman su preocupación por lo que el llama la quimera y los fenómenos paradójicos.

Partiendo de estos autores, que resuenan en ellos con lo que perciben en su clínica, inician un largo viaje teórico que tiene mas de 20 años de recorrido y que reflejan en las líneas del libro que nos ocupa.

Como pueden comprobar la lectura de su recorrido no me dejó indiferente. La primera vez que me topé con sus escritos fue en una edición que promolibro realizó en el año 1.997. ya entonces su lectura hizo resonar en mí jalones de otras lecturas que curiosamente los autores no mencionan.

Es curioso cómo en este campo del pensamiento analítico las ideas no se dan de un modo aislado, sino que parecen flotar a nuestro alrededor y varios autores casi simultáneamente se ocupan de ellas, pero más curioso aún resulta el hecho de que si los autores no son amigos, o de la misma cuerda, escasamente se citan.

Es curioso comprobar cómo entre nosotros la política hace a veces mas mella que las ideas y el compartirlas, pero dejemos ese tema que es motivo de reflexiones en otros sitios y no en este.

No obstante, no está de mas recordar coincidencias y parecidos entre el trabajo aquí reseñado y otros. En primer lugar, las resonancias con trabajos y teorizaciones de Juan David Nasio fueron para mi evidentes.

El Nasio sobre todo de dos textos: “Los ojos de laura” y “La mirada en psicoanálisis”. En ambos textos Juan David Nasio intenta penetrar en aspectos de la experiencia analítica que del modo clásico resultan impenetrables: “vi unos ojos llorar” es el inicio de una interpretación/construcción que llevará al autor a proponer formaciones y mecanismos diferentes de los habituales: las formaciones de objeto a son un intento de dar respuesta a esas cosas que no tienen para él nombre desde la teoría clásica.

Y en la mirada en psicoanálisis dice, acercándose aún más a lo propuesto por los Botella: “cuando el analista está escuchando y de pronto se le impone una imagen, esa imagen que se le impone es también algo olvidado del paciente”…”supongamos que esta imagen en el analista es el retorno visual de lo reprimido, traumático y olvidado en el paciente. Diría mejor, es el retorno bajo la forma de la mirada de aquel dolor reprimido en el paciente, como si el dolor olvidado se convirtiera en mirada vista, en mirada que aflora; el dolor se olvida y la mirada aflora. El dolor viene a ser el retorno bajo la forma de una imagen que capta al analista y le roba la mirada”.

Y, ya por ultimo, en el dolor de la histérica escribe: “el analista mira lo que escucha, percibe visualmente el origen inconsciente de lo que oye”. Esto recuerda mucho lo que los Botella llaman la figurabilidad como luego explicaremos.

De otro lado, Joyce Mcdougall con su una mente para dos; Nicolás Abraham y Maria Torok con su transmisión transgeneracional; Christopher Bollas con lo sabido no pensado; y por terminar citaré a Julio Moreno que con su crítica al logocentrismo y a lo representable y a los efectos de las representaciones irrepresentables, que recuerdan muchas de las teorizaciones de los Botella alrededor de la memoria sin memoria.

Pero vayamos al texto, recopilación de ensayos a lo largo de 20 años. La línea que vértebra el texto parte de Freud, de las teorizaciones de Freud, de donde Freud las dejó y va mas allá aunque con un respeto absoluto por los desarrollos del maestro.

En el texto explican como la representación está en el centro mismo de la obra freudiana y que esta es una teoría adecuada para los casos de psiconeurosis pero que no sirve para los llamados casos límite.

Y entonces los autores dicen ”toda teoría que no tenga en cuenta la estrecha relación de representación, percepción y alucinación no está en condiciones de explicar globalmente al psiquismo” y partiendo de esta premisa exploran el texto de construcciones de Freud dando tres razones para considerarlo un texto capital del que ellos partirán para realizar sus propuestas teóricas. Las razones que dan son:

(1) la relativización de la rememoración como solución de la neurosis y la convicción como capaz de producir los mismos cambios estructurales. (2) el reconocimiento de la existencia de un pasado que no puede volver bajo la forma de representación-recuerdo, sino únicamente bajo forma alucinatoria, y (3) el análisis como trabajo de dos psiquismos: el analizado debe ser llevado a rememorar…el analista a construir lo que ha sido olvidado.

Los tres: la convicción, el retorno de un pasado no representado y el análisis como trabajo de dos psiquismos, son para ellos signos de una nueva teoría psicoanalítica. La propuesta de los Botella derivada de allí consiste en no limitar la teoría analítica al modelo único del conflicto y los mecanismos de defensa, para pensarla en una globalidad a partir del modelo del sueño.

Modelo muy querido por ellos y que pone en primer plano la importancia de la vía progrediente y regrediente y lo que se desprende de ellas, la articulación representación-percepción-alucinación. Y haciendo de ello el otro eje complementario y de igual importancia que el del conflicto psíquico.

De este modo los autores quieren poner en primer plano algo que para ellos es conocido pero olvidado. Que el aparato psíquico está dotado de dos direcciones, que como dice Freud: “en el sueño la excitación sigue una vía “regrediente”, en lugar de transmitirse al extremo motriz, se transmite al extremo sensorial y finalmente al sistema pe
rcepción.

Podemos llamar “progrediente” a la dirección en que se propaga el proceso psicológico al salir del inconsciente en estado de vigilia. Una hacia lo alucinatorio la otra hacia la representación, ambas son complementarias e inseparables. Las dos vías están en actividad simultáneamente día y noche, se entremezclan y relacionan estrechamente, No es una diurna y otra nocturna. Esta es la gran novedad que proponen.

Además, a la concepción de las vías surgidas del estudio del sueño como realización de deseo conviene añadir dicen los autores un elemento que cuestiona su validez.

Este elemento es el sueño de la neurosis traumática que no es ya realización de deseo sino repetición de percepción. Los Botella proponen (como Laplanche) para entenderlo, que el esquema de la interpretación de los sueños, el peine del aparato psíquico que Freud construye allí como representación grafica, se pliegue sobre sí mismo dando lugar a una vía distinta, no la vía regrediente de formación del sueño sino otra que llaman vía directa.

Vía directa a la vez alucinatoria y equivalente al reflejo motor. “un atajo en el que lo que esta figurado emergerá directamente de la percepción”. es, dicen, el sueño de la neurosis traumática en el que solo podrá figurarse una repetición idéntica de lo que había en el origen. Vía corta en el límite de la tópica; la más primitiva y en todo momento potencialmente activa.

Definición nueva a partir de aquí de lo alucinatorio como potencialidad normal y permanente que se despliega en la vía regrediente. Una tendencia, un estado de una cualidad psíquica constituido por la continuidad, la equivalencia, la indistinción percepción representación.

La diferencia entonces entre lo percibido y lo que se percibe, lo figurado y el que figura se borra; la representación de objeto que viene del exterior hace una unidad con la representación de la pulsión que emana del soma; que se cumple.

El yo diurno lo frena, lo regula, por medio de la prueba de realidad relativizando su potencia. Se producen elementos sensoriales muy vividos que no desembocan a algo exterior: es la figurabilidad, los sueños diurnos, la vivacidad de las representaciones y de los recuerdos (el amarillo de las flores del recuerdo de Freud). Sentimiento de evidencia, de convicción…

Dicen los autores que ellos buscan un abordaje autoperceptivo dentro de las reglas del análisis y el encuadre que permitan al analista una regresión formal de su pensamiento.

La atención flotante conduce al analista a los limites de las asociaciones de las representaciones y desemboca en un cuasi-alucinatorio, lo mas frecuente bajo la forma de una imagen visual, o palabras sueltas que emergen de la aproximación, de la captación de una zona de no representación del paciente.

Esto es, dicen, una herramienta indispensable para el analista, para abordar cierto tipo de traumas infantiles que tienen la particularidad de no haber tenido acceso nunca a la cualidad de representación. Mas que hacer consciente lo inconsciente se tratará de “hacerse (devenir) consciente”.

En conclusión: cuando el pasado no puede volver bajo la forma de recuerdo representado, su tendencia será la de tomar la via regrediente bajo la forma alucinatoria, con la mayor frecuencia en los sueños, o incluso bajo la forma acto o de afecto invasor. El trabajo del analista consistirá en saber servirse de sus propias potencialidades regredientes y/o de su experimentar contratransferencial a fin de facilitar el advenimiento de este pasado no representado.

Proponiendo entonces una interpretación con características diferentes de la interpretación clásica: creadora de sentido más que reveladora de sentido; sobre la vía regrediente mas que sobre la progrediente; formulada según la segunda tópica y no la primera; tomando como modelo el trabajo del sueño más que su interpretación; del lado del orden visual mas que del lado de la representación

Confrontado a lo desconocido traumático el analista tendrá tendencia a solucionar la situación gracias a un trabajo de figurabilidad y podrán surgir en él interpretaciones intuitivas, que abran el camino a lo irrepresentable inaccesible de otro modo al análisis.

Esta figurabilidad tendrá raíces a la vez en el inconsciente del analizado y en la capacidad del analista de crear según el modelo de las teorías sexuales infantiles. Pudiendo constituir el reflejo, el complemento del funcionamiento psíquico del paciente.

El trabajo en doble opera así entre dos psiquismos: uno refleja en sí lo que es sólo potencial en el otro. La complementariedad (A.Green) es tal que el objeto psíquico sólo está completo en la unión del trabajo de dos psiquismos.

Trabajo en doble. Capacidad, fuera de los órganos de los sentidos, de percepción primitiva, inmediata, de otro psiquismo, comparable a la figurabilidad, a la percepción endopsiquica de un sueño, momentos telepáticos de transferencia de pensamiento que casi asusta. Pero si se supera el miedo pueden dar lugar a llevar el análisis más allá y a resolver parones que no podrían resolverse de otro modo.

la tesis queda enunciada en estas breves líneas, la obra desarrollada con artículos que van sucediendose a lo largo del tiempo es rica en casos clínicos que dan vivacidad y verosimilitud a lo enunciado. La apuesta, fuerte y arriesgada, abre nuevos caminos al análisis, una ciencia que toma la tradición de su pensamiento y en manos de los autores no teme avanzar.

¿Olvidaremos al asustarnos o acompañaremos a los autores más allá en su apuesta por conseguir hacer avanzar el análisis?. La apuesta esta hecha, la respuesta …en cada diván.