Presentación de las I Jornadas del Centro Psicoanalítico de Madrid

por | Revista del CPM número 7

«La violencia de género: entre la Psicopatología y el Derecho»
Ateneo de Madrid, 20 de noviembre de 2004

 

Buenas tardes y bienvenidos a estas primeras jornadas que el Centro Psicoanalítico de Madrid dedica al tema de la violencia de genero y que, como todos ustedes saben, ha sido concretado en una ley, aprobada por unanimidad en el Congreso y que, con toda seguridad, lo será igualmente en el Senado.

Antes de continuar quisiera agradecer a la directiva del Ateneo y especialmente a Marta Vázquez Martín Presidenta de la sección de Filosofía su amabilidad por aceptarnos en esta casa que como sabemos fue, es y debe seguir siendo referencia cultural de vanguardia.

También agradecer a todos los ponentes sus aportaciones y en especial a María Jesús Coronado Magistrada de ejecuciones penales, a Lucila María Corral Ruiz diputada de la Asamblea de Madrid y a Cristina Marqués, Catedrática de Filosofía por tener la amabilidad de prestarse a dialogar con nosotros, en un tema que continuará siendo polémico durante mucho tiempo.

Son unas jornadas que pretenden un diálogo entre lo psicoanalítico y lo jurídico en torno a este tema y a la ley aprobada, ya que la nueva ley que se presentará en Enero, la Ley de igualdad entre hombres y mujeres todavía no está a nuestro alcance. Sí sabemos, por la prensa, que una de las aspiraciones de esta nueva ley, evidentemente ambiciosa, se centra, y así lo expresa el Presidente del Gobierno «En la desaparición de los estereotipos culturales que discriminan a las mujeres, que deben ser combatidos con pedagogía, desde el sistema educativo». Desgraciadamente la eficacia pedagógica como la psicológica es difícil de concretar y medir, aunque no por ello debamos eludir estos esfuerzos. De cualquier manera1 esperamos con gran expectación esa ley que ayudará a resolver las diferencias entre hombres y mujeres. Casi debería disculparme por introducir el termino psicológico – no ya el psicoanalítico- junto al de pedagógico porque, cualquiera que se acerque a la ley ya promulgada, como a las consideraciones generales sobre la violencia de genero que se manejan en los medios de comunicación, se encontrará con referencias psicológicas mínimas- la cultura psi i, como despectivamente se dice, desde algunos sectores.

La complejidad sobre la violencia de género y las desigualdades entre hombres y mujeres, queda explicado por la ideología de un sector feminista que se adivina detrás de esta ley: el lugar que la mujer ocupa en una sociedad machista o patriarcal que ha configurado, no solo las injusticias más flagrantes sino, incluso, la propia subjetividad femenina. Digo sector feminista porque en el feminismo, como en el psicoanálisis, no hay un pensamiento único y los debates internos muestran la complejidad de una realidad, la de género, la subjetividad femenina, la subjetividad masculina también, imposible de simplificar.

Complejidad que, en cualquier caso compromete a los jueces a la hora de tener que valorar aspectos de una gran amplitud :”… violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad” ( Titulo preliminar. Artículo I Ap. 3). Los informes anuales que está obligado a emitir el Observatorio Nacional de Violencia sobre la mujer, nos permitirá comprobar los problemas que la aplicación de esta ley suscite.

Estas palabras de apertura no pretenden más que señalar la preocupación que en algunos sectores sociales – y no me refiero a los más conservadores – despierta, no la ley en sí que, como psicoanalistas no podemos pronunciarnos sobre su oportunidad, sino el sesgo que la criminalización de una problemática convierte en telón de fondo cualquier debate sobre el tema del género. Quiero decir que existe el peligro de entender esta ley como reflejo de una filosofía subyacente, invisible diríamos, en que, con palabras de Joaquin Leguina levanta, «una muralla china entre los dos sexos? «Todas víctimas» y, por lo tanto, «todos verdugos».

Para terminar deseo que estas Jornadas permitan un diálogo entre el campo del derecho, donde la precisión, la realidad de los hechos son centrales y el psicoanálisis donde la realidad de los hechos es solo apariencia de otra realidad oculta que de nominamos realidad psíquica. Espero que al final de las Jornadas, no tengamos que recordar aquellas palabras de Freud cuando se encontró a A. Einstein: “el no sabia nada de psicoanálisis y yo no sabia nada de física, así que nos entendimos estupendamente.

Muchas gracias.
Rómulo Aguillaume
Presidente del Centro Psicoanalítico de Madrid