MICROENSAYOS – Destetandose

por | Revista del CPM número 31

REVISTA DEL CENTRO PSICOANALÍTICO DE MADRID – Nº 31

 

 

El destete: Un proceso mutuo.

Pablo Juan Maestre[1].

El destete es un proceso activo que implica a las dos partes. Este es el ideal. No se desteta a los bebes, se les ayuda a ir destetándose, se les ayuda a pasar de alimentarse del cuerpo de la madre a alimentarse como todos los demás. Castración simbolígena oral la llamaba Françoise Dolto, esa que introduce la prohibición del canibalismo y libera la boca para el lenguaje.

Veamos un poco más despacio lo que dice Françoise Dolto respecto a ella.

Françoise Dolto dice que toda castración simbolígena conlleva tres aspectos: una conmoción, una perdida y una promoción y que una una castración es una prohibición opuesta a una satisfacción antes conocida, pero que debe ser ya rebasada, desplazada, y que ésta, la castración, se da en momentos en los que se opera una mutación del deseo humano, y dice Dolto, que cuando esa mutación se da en el momento oportuno del desarrollo, su efecto suscita la eclosión de sublimaciones del deseo.

La castración oral, que es de la que nos estamos ocupando, plantea una prohibición del cuerpo a cuerpo canibalístico, dinamiza el deseo de hablar y el descubrimiento de nuevos medios de comunicación. Esta castración constituye para el niño una separación de una parte de sí mismo que se encontraba en el cuerpo de la madre: la leche y la separación de una alimentación directamente del cuerpo del otro, una cierta renuncia a un primitivo y necesario canibalismo.

He aquí, dice Dolto, el efecto simbolígeno de la castración oral: la introducción del niño en cuanto separado de la presencia absolutamente necesaria de la madre, en la relación con otro, en los intercambios mímicos y verbales, modulados, expresivos; y la asunción de que no nos alimentamos del cuerpo de otro semejante, primera prohibición incestuosa pues.

El destete logrado permite al niño existir separado de su madre y, en consecuencia, empezar a relacionarse con otros. El bebé puede entonces desarrollar una comunicación con los demás utilizando sonidos compuestos de una o dos sílabas, que serán comprendidos por su entorno inmediato como indicadores de sentimientos y de demandas, y pronto como palabras en sentido estricto.

Se vuelve asimismo capaz de expresarse y de conversar mediante mímicas que ha aprendido de su madre y de sus allegados. Y por último, sabe recurrir a gestos, como el de dar golpes para hacer ruido, con el fin de provocar las esperadas reacciones de su entorno. De estos modo le es posible mantener relaciones a distancia, las cuales le producen placer.

Pero este destete del bebé implica también que la madre acepte la ruptura de ese cuerpo a cuerpo y que pueda comunicarse de otro modo, y no ya a través de los cuidados corporales y del cuerpo a cuerpo con su bebé.

La separación lograda no sólo constituye pues una prueba para el niño sino también para la madre; el cuerpo a cuerpo que supusieron el embarazo y la lactancia era una fuente de placer al que debe renunciar parcialmente. Debe poder comunicarse con su hijo de otro modo que a través del contacto corporal y los gestos que implican la alimentación y la higiene, y es necesario que obtenga placer con el hecho de hablar a su bebé mediante palabras y gestos, en una relación más distanciada.

Ir hacia adelante, decía Dolto, es una necesidad (ir-devenir: impulso a crecer), pero una necesidad angustiante, permanecer en el lugar donde uno se encuentra es tranquilizador, pero mortífero.

Hasta aquí la teoría con respecto a la castración oral de Dolto, ahora el ejemplo de un caso.

Dos sueños y una escena:

Una paciente, que es madre de un bebé al que amamanta, me cuenta algo.

Una noche tuvo un sueño angustiante. Su bebé era alejado de ella y no le podía dar el pecho. Luego tuvo otro sueño, sin nada que ver con el anterior añade, en el que ella era más joven y patinaba cogida del cuello de un chico que le gustaba, experto en trabajar con niños.

Esa mañana la tuvieron que despertar y dice que fue la primera noche desde que dio a luz que han tenido que despertarla y la primera noche que siente que descansó de verdad desde que tiene a su bebé.

Después se puso a dar el pecho a su bebita, estando distraída mientras le daba el pecho y su niña entonces le mord el pezón con sus afilados dientecitos por primera vez, dando ello lugar a un grito incontrolado de la madre que asustó a su bebé, que ya no quiso tomar más pecho, la mamá entonces le preparó un poco de fruta machacada.

Veo en esta sucesión un destete producido activamente por ambos miembros de la pareja madre/beba.

La mamá sueña que no puede dar de mamar, seguramente podemos pensar que han habido pensamientos diurnos alrededor de un posible destete, o pequeñas dificultades con esos pequeños dientecitos/sierra sumado a otros factores inconscientes que han puesto en juego este primer sueño.

El caso es que la mamá se sueña sin poder dar de mamar a su bebé, como un sueño de angustia, pero luego se sueña colgando ella del cuello de un jovencito al que adora y ahora es ella la que se deja llevar por un “experto en niños” y duerme a pierna suelta por primera vez, ¿desujetada de ese lugar de madre nutricia del que empieza a desalojarse con este sueño colocándose ella en su lugar?

Despierta y su beba algo capta, su desatención, su despego, ¿su deseo puesto en otro sitio?. Algo de ello o todo ello a la vez. Y responde con violencia atacando a ese pecho desatento que ya no le da todo lo que ella le pide. La madre, dañada, grita, la beba se asusta, del daño que ha infringido y del grito que la penetra a modo de castigo, no quiere más teta, ahora es ella la que renuncia a ese pecho que no le da ya todo y acepta el nuevo alimento que la madre le ofrece para hacerla ir pasando gradualmente de un lugar único como beba a un lugar único como nenita en crecimiento.

La madre comenzó a virar en su mirada y podemos pensar que a raíz de ello ambas se empiezan a destetar/separar/castrar a la vez, a través de una conmoción, una pérdida y dando lugar a una promoción, como dice Dolto que ocurre siempre que una castración simbolígena se produce de modo adecuado.


[1] Pablo J. Juan Maestre.

Psicoanalista del CPM.

pjjuanm@gmail.com.