La interpretación de los sueños: entre la clínica y la teoría

Revista del CPM número 15

Por Rómulo Aguillaume

RESUMEN.

La teoría psicoanalítica ha dado muestras de una evolución y de una riqueza que ha permitido el desarrollo de hipótesis y modelos teóricos muy diversos, aun centrándose en una misma clínica. El caso de los sueños es un buen ejemplo de lo dicho: modelos teóricos como los de Freud, Angel Garma o Donald Meltzer y, entre nosotros, José Rayo y Alejandro Gállego, por nombrar a unos pocos y sin olvidar a los neurocientíficos como Gerald Edelman, nos permiten recrear como, en la clínica y en el proceso de la cura, la posición teórica puede ser determinante. Presentamos un sueño que nos sirve de referente para comentar sobre él las distintas teorías interpretativas.

R. Aguillaume

 

INDICE.

•  Introducción: teoría general de los sueños.

•  Freud: el deseo.

•  Garma: el conflicto.

•  Meltzer: el pensamiento.

•  Rayo: el doble contenido latente.

•  Gállego: el análisis del contenido manifiesto.

•  Cómo afecta la teoría a la clínica y a la cura.

•  Un ejemplo posible.

 


Introducción.

Gracias al lugar que ocupa el psicoanálisis en el campo del conocimiento, entre la ciencia y la cultura, el desarrollo de múltiples teorías que inciden sobre un mismo objeto hace posible que nuestro conocimiento no sea, como en la ciencia, únicamente acumulativo y que unas teorías no sean reemplazadas por otras. El falsacionismo popperiano no rige la metodología psicoanalítica, como tampoco lo rige una metodología estrictamente hermenéutica. Quiere decirse que el campo de investigación psicoanalítico goza de una especificidad que se traduce en la posibilidad de mantener, precisamente, distintas teorías sobre el mismo objeto. La ciencia rige en la metodología de estudio del objeto y, en las teorías posibles que puedan surgir; la cultura, el campo de lo ideológico, la teoría que elijamos. Entre el bebe lascivo de Freud al bebe robotizado del cognitivismo, pasando por el paranoide de Klein o el asustadizo de Wolby o el parlanchín de Lacan podremos elegir, no en función de una objetividad científica, sino de una preferencia ideológica detrás de la cual encontramos, naturalmente, todas las vicisitudes del deseo. Tal posición recaerá sobre los sueños: elegiremos tal o cual modalidad comprensiva o interpretativa, en función de nuestro modelo teórico.

Antes de desarrollar los aspectos centrales de este trabajo quisiera señalar, no sólo con ánimo de desanimar, el progresivo desinterés que la problemática de los sueños, tanto teórica como clínica, ha tenido en el correr de los tiempos. Una búsqueda bibliográfica nos puede servir de ejemplo: se realizó una búsqueda en el PEP, por años ( de 1990 a 2000) y por títulos de artículos, poniendo la palabra dreams. El resultado fue el siguiente:

1990
2204
1991
1990
1992
1800
1993
1574
1994
1365
1995
1162
1996
966
1997
763
1998
580
1999
397
2000
204

Podríamos ejemplificar lo anterior con el comentario que hace Meltzer en su libro, Vida onírica. (Pág.179): “Más de una persona distinguida ha llegado a decir que incluso la enseñanza del análisis de los sueños es una cuestión más de interés histórico que técnico”

La interpretación de los sueños fue el paso fundamental que hizo del psicoanálisis el modelo teórico, clínico y terapéutico que todos conocemos. Tan es así, que el propio Freud soñó con ser recordado por este trabajo. Trabajo que se fundamenta en un único

descubrimiento, que los sueños tienen sentido y, que dicho sentido es encontrado por el método psicoanalítico. Posteriormente, el sentido se entendió, desde un punto de vista teórico, como realización de deseos (Freud), como expresión de un trauma (Garma), o como formas de pensamiento (Meltzer), amén de algunas otras que no abordaremos en nuestro trabajo. Desde el punto de vista clínico, o mejor dicho práctico, los sueños derivaron de la interpretación, a partir de las asociaciones del paciente, tal y como Freud operaba, a la interpretación directa del contenido manifiesto, más en la tradición kleiniana. Esto hace que algunos autores unifiquen ambos criterios hablando de un doble contenido latente de los sueños. (Rallo).


Los sueños en Freud.

La interpretación de los sueños encuentra en Freud su más consumada teorización y práctica. La interpretación de los sueños le permitió a Freud elaborar gran parte de la teoría psicoanalítica y de la práctica interpretativa que más tarde aplicó a los síntomas, al carácter o a la conducta en general. La noche del 23 al 24 de Julio de 1895, como siempre se recuerda, tuvo Freud el sueño de la inyección de Irma en la que descubrió que los sueños son una realización de deseos. En su fantasía pensó que algún día pondrían en su casa una placa que diría “Aquí, el 24 de Julio de 1895, se le reveló al Dr. Sigmund Freud el secreto de los sueños”. No sé si la han puesto, creo que no, pero lo que sí quedó claro desde entonces es que la teoría de los sueños de Freud se apoya en el deseo, que éste se apoyará en la pulsión y que la interpretación posible requiere de la asociación que el contenido manifiesto nos ofrece. Según Garma (pág. 208) Freud mantuvo esta idea, el sueño como satisfacción de deseo, a lo largo de toda su obra, salvo la pequeña modificación de, satisfacción por, a intento de satisfacción.

De cualquier manera la lectura que hace Lacan de la obra de Freud, y en particular de la teoría de los sueños introduce ciertas precisiones. En primer lugar, Lacan señala que el deseo del que habla Freud en los sueños “ no es en absoluto el movimiento del deseo hacia lo real que resiste o se sustrae” (Pág. 461, Pierre Kaufmann, Elementos para una enciclopedia de Psicoanálisis, Paidos, 1996, Mexico). Para Lacan el Wunsch no es el deseo sino el anhelo. En el aspecto interpretativo debemos evitar la busqueda del significado simbólico. Lo que debemos hacer es traducir los objetos en palabras, “las cosas representan literalmente a sus nombres, a sus significantes” (Pág. 93, Slavoj Zizek, Mirando al sesgo, Paidós, 2000, Bs. As.)


Angel Garma: la situación traumática.

Para este autor los sueños no son realización alucinatorias de deseos, sino que en la génesis de los sueños no esta el deseo sino, la situación t
raumática. Para que no quede ninguna duda el título de un capítulo, el catorce de su “Tratado mayor del psicoanálisis de los sueños”, así nos lo dice: “Las situaciones traumáticas y no las satisfacciones de deseos son los factores genéticos de los sueños.”

Más de veinte años antes, en 1946 publicó en The In. Journal un artículo titulado “La situación traumática”. Basándose precisamente en el concepto y en la descripción que hace Freud de los sueños en las neurosis traumáticas, considera a estos, no como la excepción que confirma la regla, sino como la excepción que no invalida la regla.

“En mi opinión- nos dice Garma- la situación traumática interviene no solamente en los sueños de las neurosis traumáticas y en los sueños que reproducen ciertas situaciones traumáticas infantiles, sino también en todos los sueños. Creo que la existencia de una situación traumática es un factor importantísimo en la génesis de los sueños, posiblemente el factor más importante de todos. Esta opinión supone un punto de vista nuevo en el estudio de la psicología de los sueños: Procuraré demostrar mi hipótesis.”(Pág. 116)

Lo que demuestra Garma es que es posible partir de la situación traumática en la génesis del sueño porque en definitiva la realización de deseos que aparece en los sueños siempre es dudosa o tímida. Garma llega a hablar de la cobardía de los sueños, y así, analizando el sueño de la Inyección de Irma de Freud. Este sueño, que como recordaremos tuvo Freud a partir de la noticia que su amigo Otto le dirige sobre la no mejoría de una enferma de Freud llamada Irma. Freud escucho a su amigo Otto como si le dirigiera reproches por su falta de atención, o su falta de atención sobre sus cuidados médicos. Si el sueño fuera realmente la satisfacción alucinatoria de un deseo, tal y como decía Freud, el sueño debería mostrar, según Garma “que el sueño ha dado perfecto resultado, que Irma está mejor que nunca y que todos le admiran por el éxito obtenido”. (Pág. 120) Como sabemos en este sueño lo que aparece es la inculpación a Otto de la situación de Irma y no la defensa de Freud por la situación de la paciente. En cualquier caso Garma piensa que el aceptar el origen traumático del sueño no entra en contradicción con el modelo freudiano sino que lo refuerza. “Comparando – nos dice Garma- el contenido latente con el contenido manifiesto (…) se observa que la situación traumática, que forma la base del contenido latente, es transformada, en el contenido manifiesto, en una situación agradable o, por lo menos, en una situación menos desagradable o indiferente. Es decir, que en la elaboración del sueño ha habido una clara evolución en el sentido de la evolución de un deseo.”(pág. 125).

•  Garma resume su posición en los siguientes cinco puntos:

•  El sueño parte de una o de varias situaciones desagradables que el sujeto es incapaz de dominar o elaborar de un modo normal, y que, siguiendo a Freud, he llamado situaciones traumáticas.

•  En el sueño el sujeto está psíquicamente fijado a estas situaciones traumáticas.

•  El sueño es una tentativa, generalmente eficaz, de vencer el desagrado psíquico originado por las situaciones traumáticas.

•  La tentativa de vencer el desagrado psíquico se suele efectuar mediante la satisfacción de deseos.

•  El aspecto alucinatorio del sueño se debe al influjo de las situaciones traumáticas y no al influjo de los deseos que se satisfacen. (Pág. 129)


Donald Meltzer, el sueño como pensamiento inconsciente.

Partiendo de M. Klein y de Bion este autor puede considerar el sueño “ como un proceso en el que se piensa sobre las experiencias emocionales, después de lo cual el camino quedará despejado para estudiar lo que Freud llamó el “miramiento por la figurabilidad” (que, para nosotros- nos dice Maeltzer, significará la formación de símbolos y la interacción de las formas simbólicas visuales y lingüísticas) y “el trabajo del sueño” ( que para nosotros, significará las operaciones de la fantasía y los procesos de pensamiento mediante los cuales se busca la solución de los problemas y conflictos emocionales).

Así pues, dos grandes aspectos son los que plantea Meltzer:

•  Experiencia emocional >> Sueño >> Formación de símbolos.

•  Visuales.

•  Lingüísticos.

•  Trabajo del sueño:

•  Procesos de fantasía.

•  Proceso de pensamiento.

La experiencia emocional es fundamental para Meltzer que en esto sigue a Bion. “La salud mental y el desarrollo de la mente derivan ambos de las relaciones íntimas, en la que los hechos primordiales son la experiencias emocionales. La obra de Bion sitúa la emoción en el centro mismo del significado. En efecto, lo que el dice (y esto es casi diametralmente opuesto a la actitud de Freud en relación con la emoción) es que la experiencia emocional de la relación íntima tiene que ser pensada y comprendida para que la mente crezca y se desarrolle. En cierto modo, la emoción es el significado de la vivencia y todo lo que se desarrolla en la mente mediante la función alfa, como soñar, verbalizar los sueños, pintar cuadros, componer música, realizar funciones científicas son representaciones del significado.(Pág. 48).

Por tanto va a ser la función alfa bioniana la encargada de transformar la experiencia emocional en el significado del sueño, lo cual es ilustrado profusamente con ejemplos.

La diferenciación que hace Meltzer entre las funciones de fantasear con las de pensar tienen interés para la comprensión de su punto de vista.

Para Freud el pensar es una tentativa del psiquismo para resolver conflictos sin tener que recurrir a acciones en el mundo exterior, es decir habría una función de juicio. Para M. Klein la fantasía inconsciente son representaciones de realidades psíquicas y de transacciones entre ellas en el mundo interno, es decir no hay una función de juicio. Pero tanto Freud como M. Klein consideran que en el soñar no hay ninguna actividad intelectual con funciones de juicio. Fue Bion quien transcendió estas posiciones como hemos indicado anteriormente.


El contenido manifiesto y el contenido latente.

Este aspecto de lo onírico, la relación de lo latente y lo manifiesto, sufrió igualmente sus avatares. Entre nosotros José Rayo, nos habla del doble contenido latente de los sueños, y Alejandro Gállego del contenido manifiesto en su expresividad diagnóstica.

El doble contenido latente surge a partir de la reflexión sobre la forma de entender los sueños de los autores kleinianos, en que el contenido manifiesto se adscribía a la estructura y a la forma de funcionar del psiquismo. José Rayo en el Congreso de Lenguas Romanas de 1981 planteó la idea de que se podía hablar de un doble contenido latente del sueño. “El primero, el clásico, descrito por Freud, esta constituido por los pensamientos latentes, en los que confluyen los restos diurnos y los deseos y recuerdos infantiles reprimidos. A él se accede a través de las asociaciones que
parten del contenido manifiesto, rehaciendo en sentido inverso el camino seguido por el trabajo del sueño.

El segundo contenido latente nos remite a la estructura y funcionamiento actuales del aparato psíquico. O, enunciado de otra manera, en este segundo sentido el contenido manifiesto es el reflejo de la estructura y del funcionamiento actuales del aparato psíquico, en los que se incluyen la fantasía inconsciente, las ansiedades básicas, las relaciones internas de objeto y los mecanismos de defensa.” (José Rayo. El doble contenido latente del sueño. Revista de Psicoanálisis de Madrid Núm 4 Pág. 49).

A partir de esta segunda concepción desarrolla Alejandro Gállego su “planteamiento del proceso de análisis del material “manifiesto” de los sueños como instrumento de diagnóstico de la estructura de la personalidad” (Pág. 55, Alejandro Gállego Meré, El contenido manifiesto de los sueños, en Guía para la exploración, el diagnóstico y la psicoterapia dinámica. KRK Oviedo, 2001).

Este método, pues en definitiva lo que hizo Gállego fue desarrollar un método de exploración, estuvo igualmente influido por la obra de Erich Fromm y, de forma más directa, por su intercambio con el psicoanalista mexicano Silva García. Los que conocimos a Alejandro Gállego tuvimos acceso de forma directa a una forma de hacer que, evidentemente, requiere para su clarificación el nivel de la práctica, pero que trataremos de sintetizar con sus propias palabras.

…“es evidente la utilidad de llegar con una cierta prontitud a un conocimiento y a una comprensión del ser y de las pautas relacionales del enfermo. Tal conocimiento, posibilita la orientación del tratamiento desde sus primeras fases y establecer los límites más convenientes para el mismo” (Pág. 51) Sobre esta base Alejandro Gállego va a hacer del sueño el camino más directo, y yo diría que para él, el más fiable, para el diagnóstico estructural.

“Desde las primeras concepciones del mismo, el sueño ha sido entendido como un medio de comunicación mediante el cual el sujeto va a poner de relieve y nos va a hacer participantes de sus situaciones conflictivas internas”. (Pág. 52). Más adelante Gállego da una definición de lo que a mi entender sería su concepción más acabada del sueño. “El sueño no puede ser entendido solamente como una operación vicariante, sino como una forma de pensamiento activo, considerando que el sujeto tiene la capacidad de percibir su devenir y su destino y consecuentemente, el soñar va a ser exponente de información sobre su estructura personal y sobre sus posibilidades evolutivas orientándose hacia perspectivas terapéuticas que pueden ser “ignoradas” para el mundo consciente del enfermo”. (Pág. 52)

A partir de estas premisas Gállego nos presenta la metodología de lo que él denomina análisis vivencial de los sueños y de la que reseñamos sintéticamente lo más importante:

•  “El material debe ser tomado estrictamente en los límites en que nos es ofrecido por el paciente, evitando toda actitud interpretativa y discriminando con toda precisión, los límites de las situaciones presentes así como la toma en consideración de las que faltan.”

•  La actitud básica de comprensión, es la de “sumirse” en la experiencia y las representaciones del sueño, tratando de vivenciar el mismo a través de una comprensión “empática”.

•  El sueño debe ser entendido “como una forma de pensamiento activo que busca la expresión de partes negadas de sí…”

•  “… el material debe ser analizado a través de sus símbolos “universales” y de las representaciones globales que le son propias”.

•  “El material “manifiesto”, es entendido como la expresión directa de esas partes negadas y un privilegiado instrumento para llenar las lagunas presentes en el discurso consciente.”

•  “…. Los afectos explícitos e implícitos presentes en el sueño deben ser entendidos en sí mismos y no, como significativos en relación a las representaciones a las que aparecen vinculados.”

•  “En los sueños están implícitos una serie de juicios de valor, que el terapeuta no debe inhibirse en captar y dar forma, con independencia de que “gusten” o “no gusten”. En la comprensión del enfermo, es necesario conocer su ética y su grado de fidelidad a la misma, precisamente, como exponente de su grado de “mistificación”. (Pág. 60)

Estos serían los aspectos básicos del análisis vivencial de los sueños, que implican determinadas actitudes prácticas, que obviamos por no ser pertinentes a la intención de esta ponencia. En cualquier caso, si señalar que dos aspectos básicos parecen animar este modelo: la importancia de la dimensión afectiva y de la dimensión ética del soñante, algo así como que el componente pulsional se expresa en lo emocional por el afecto y en lo representacional o ideativo por el discurso ético.

La interpretación de los sueños y la neurociencia.

Antes que la neurociencia se ocupara de los sueños éstos pasaron por un proceso histórico que puso de manifiesto el interés que siempre han suscitado. Podemos así comprobar la evolución del pensamiento humano en su posición con la interpretación de los sueños: de lo mágico natural a lo científico racional. En la Biblia encontramos uno de los primeros sueños interpretados, el de José llamado por el Faraón y que permitió predecir que vendrían 7 años de vacas flacas y otros de vacas gordas. Fue interpretado como un mensaje divino, exitosamente, sin necesidad de Freud ni de los neurocientíficos.

El Talmud, el libro sagrado de los judíos, dice de los sueños que tienen significados y deben ser interpretados pues de lo contrario serían como una carta no leída. Igualmente indica el valor simbólico de los sueños, más allá de su apariencia. No sería raro pensar que Freud, judío de origen, tuviera en el Talmud la inspiración necesaria posteriormente.

Los autores greco romanos, como Platón nos señala en La República que los sueños expresan la irracionalidad del ser humano mientras Aristóteles como Meltzer opina que los sueños son actividades racionales más refinadas que en la actividad despierta. Lucrecio, como Freud, pero un poco antes, ya piensa en los sueños como gratificación de deseos.

Hobbes, Kant y Voltaire ya introducen la idea, más cercana a lo científico natural, de que el sueño expresa la actividad transformadora de la mente frente a los estímulos somáticos, mientras Emerson considerará, en una aproximación más psicológica, que el sueño refleja el carácter del soñante.

Luego, llega Freud y, a modo de curiosidad diremos que los 600 ejemplares que constituían la primera edición de la Interpretación de los sueños tardaron 8 años en ser vendidos y que su publicación no despertó ningún interés ni entusiasmo. Hasta 1924 no se tradujo al castellano.

Por fin llegaron los neurocientíficos. Al principio, cuando se acerca uno a la neurociencia, no se sabe si se dedica realmente a desentrañar los misterios de la mente, o a demostrar que Freud estaba equivocado. Nathaniel Kleitman, en 1953 hizo un descubrimiento importante: el movimiento rápido de ojos o REM en sus siglas en inglés.
El análisis de las ondas cerebrales permitió descubrir 5 etapas en el sueño y que era precisamente en la etapa REM cuando se producían los sueños.

Un grupo de neurólogos y psicólogos de la Universidad de Harvard lanzaron la teoría, apoyada en pruebas de laboratorio, que los sueños no tenían ningún sentido, sino que eran el producto de la actividad de la mente estimulada por las descargas químicas del tronco cerebral, lo más primitivo del cerebro

Para Hobson y McCarley, que así se llamaban los directores de estos trabajos, demostraron, igualmente que lo más evolucionado del cerebro, lo que permite pensar, memorizar y emocionarse, permanecían inactivos durante la actividad REM. Luego no era posible la teoría freudiana. Más de 20 años ha durado este modelo que se ha visto contestado por la propia neurociencia gracias a la introducción del PET (Tomografía por Emisión de Positrones). Se Confirmó que, efectivamente, el tronco cerebral se encontraba altamente activado, pero también se detectó actividad importante en áreas del cerebro responsables de las emociones, la motivación, la memoria etc., lo cual devolvía credibilidad a la teoría freudiana, aunque también se descubrió que las áreas del cerebro que rigen la producción de símbolos está desactivada, lo que volvería a cuestionar el significado del sueño.

Sin embargo, nuevas investigaciones han venido a cuestionar la exclusividad de la fase REM en la producción de los sueños. Así, el Prof. Mark Sloms, del hospital St. Bartholomew de Londres, estudiando pacientes con lesiones en el tronco cerebral, que es donde se originan los sueños REM, descubrió que también seguían soñando. Igualmente estudió pacientes dañados en las áreas de las emociones y la memoria y descubrió que éstos no soñaban.

Ante estos resultados parece ser que Sloms se convirtió y pasó de detractor encarnizado de la teoría freudiana a admitir que los sueños pueden reflejar tanto deseos como conflictos, como cualquier tipo de actividad psicológica. Lo único que continua cuestionando Sloms es que los sueños sean los guardianes del dormir.

Y llegamos así, a lo que podríamos llamar el momento de nuevas esperanzas. Un autor, Gerald Edelman, premio Novel de Medicina de 1972 viene en ayuda del Psicoanálisis, o por lo menos es considerado y alabado por Andre Green, crítico entre los críticos a cualquier planteamiento por fuera del psicoanálisis, ya sea la observación de bebes o los aportes de la neurociencia. “La lectura de Edelman es reconfortante – nos dice Green- en la medida que no sólo no comparte con los cognitivistas lo que él mismo considera como ilusiones, sino que inclusive (…) habla de estafa intelectual.” (Green, Pág 375. Ideas directrices…). G. Edelman ofrece algo que a mi criterio- continúa Green- es la síntesis más poderosa y original de las relaciones entre la materia y el espíritu”. (367) Edelman se interesa en la capacidad que tiene el cerebro de moverse en el ámbito del reconocimiento y por tanto no verse únicamente obligado por un determinismo genético o por un funcionamiento tipo computadora. “Por “ reconocimiento ” entiendo la adaptativa y continua puesta en correspondencia de los elementos de un dominio físico dado, con la novedades producidas en los de otro, más o menos independiente del primero, a través de un ajuste que tiene lugar en ausencia de toda instrucción previa”(367). Y por teoría de la selección de grupos neuronales (TSNG) entiende Edelman “la forma en que el cerebro procede a efectuar categorizaciones ( crear representaciones u organizaciones significativas nuevas)” sobre la base “de tener en cuenta cierto número de factores, tales como los vínculos existentes entre procesos físico-químicos, fisiológicos y psicológicos.”(Pág. 368).

Las publicaciones psicoanaliticas basadas en este autor empiezan ya a ser numerosas. Yo he manejado dos, una de Davis, S. M., del año 2002, The relevante of Gerald Edelman’s Theory of Neuronal group Selection and Nonlinear Dynamic Systems for Psychoanalysis y otra de Walker Shields, publicada recientemente en el 2006 en el In. Journal (2006:87:1509 27): Dream interpretation, affect, and the theory of neuronal group selection:Freud, Winnicott, Bion, and Modell , que vamos a comentar más detalladamente.

El resumen del trabajo nos dice que: El autor utiliza el ejemplo de un sueño y de su interpretación psicoanalítica, para ilustrar la hipótesis de Modell de que la teoría de la selección neuronal de grupo (TNGS, sigla en inglés) de Edelman puede aportar un valioso modelo neurobiológico para el inconsciente dinámico de Freud, para los procesos imaginativos de la mente, para la re-trascripción de la memoria en psicoanálisis, y para los procesos intersubjetivos en la relación analítica. El autor establece paralelismos entre la interpretación del material onírico, con especial atención a los significados afectivos en el desarrollo de la relación analítica en el campo del psicoanálisis, y los principios de la TNGS de Edelman en el campo de la neurobiología. El autor señala cómo esta correlación puede corroborar la importancia de la interpretación de los sueños en el psicoanálisis. También sugiere áreas susceptibles de ser investigadas en ambas disciplinas en base a la interacción entre ellas”.

El autor intenta relacionar el modelo cerebral y de la mente y subsecuentemente la teoría de Edelman de la TNGS al modelo psicoanalítico. Edelman “describe la evolución del cerebro individual, como un sistema abierto, que interactúa con su total entorno ecológico desde la concepción hasta la muerte.” “mantiene que el cerebro no es como una computadora que lleva a cabo secuencias de operaciones lógicas. En su lugar, sostiene que la mente puede realizar operaciones lógicas de vez en cuando, pero que las operaciones fundamentales de la mente esta en los modelos de recognición, selección, o pensamiento en términos metafóricos” (Pág. 1511).

“Edelman enfatiza el valor de considerar el cerebro como un complejo, auto-reflexivo, y sistema abierto que opera y se desarrolla de acuerdo a los principios biológicos de los procesos de selección adaptativa de la naturaleza. Señala que el cerebro incluye un gran número de elementos interconectados participantes en continua interacción adaptativa no solo con el mundo externo sino también en un interjuego recurrente entre ellos. Describe que solo en el cortex cerebral hay 30 billones de neuronas… con un millón de billones de sinapsis en continua interacción reciproca y recurrente revisión entre ellas, con otras neuronas, mapas neuronales, al igual que unido en un interjuego con el mundo externo. Edelman denomina a este fenómeno de interjuego reciproco repetido milisegundo a milisegundo, “reentrada” ( reentry). Piensa Edelman que la reentrada es la característica específica del cerebro humano” (Pág. 1510).

El concepto de selección de Edelman “es usado para describir el continuo proceso de recognición y ensamblamiento adaptativo de elementos en un nuevo dominio, ya sea el ambiental, en el biológico, o en cualquier otro. Estos procesos de recognición y ensamblamiento ocurren sin ningún elemento predeterminado, red de instrucciones, sistema de reglas, o sintaxis.” (Pág. 818, Davis, S.M. (2002) The relevante of Gerald Edelman’s Theory of Neuronal group Selection and Nonlinear Dynamic Systems for Psychoanalysis. Psy. Inquiry, 22(5): 814-840).

Lo importante es la diferenciación de Edelman de las posiciones del Instruccionismo que considera el cerebro funcionando desde una información originada en el medio y almacenada y representada de acuerdo a un código, reglas o finalidades para el dominio del organismo biológico. La auto-organización (Self-organization) enfatiza lo dinámico, los procesos dependientes del tiempo en cualquier estructura, con referencia al hecho de que el orden, las discontinuidades, y nuevas formas emerjan, sin ninguna especificación previa, debido a la compleja interacción dinámica de muchos elementos heterogéneos”. (Pág. 818)

La memoria es un capítulo importante en psicoanálisis y neurociencia, dado que en definitiva se trata de discurrir sobre la formación de las representaciones y su devenir y almacenaje. En cualquier caso la memoria que nos interesa a los psicoanalistas es la que no se da, la falla del recuerdo, en forma lacaniana diríamos que el hecho “de que un significante pueda ser elidido de la cadena significante, es lo distintivo del sujeto psicoanalítico” (Pág. 126, Dylan Evans, Diccionario introductoria de psicoanálisis lacaniano, Paidós, Bs. As. 2000).

El après coup freudiano nos remite a una memoria más compleja, ya no es, únicamente la influencia del pasado sobre el presente – según Coderch, la teoría más aceptada. J Coderch, Pág. 173, Pluralidad y diálogo en psicoanálisis. Herder, 2006, Barcelona), sino, también la influencia del presente sobre el pasado

“En paralelo con la teoria de Freud sobre la memoria Nachträglichkeit o après coup (Lapalance y Pontalis) la teoría de la memoria de Edelman consiste en la selectiva recategorización del imput desde las experiencias tempranas basados en los principios de los valores categorías y elegidos durante la experiencia perceptual vivida. Más bien que un fichero cerrado de almacén de información, la memoria consiste en una estructura que puede potencialmente evolucionar mientras también mantiene un sentido de su propia coherencia, como lo autobiográfico, a través de un proceso evolutivo de una selección de grupos neuronales dentro del cerebro.” (Pág. 1511)

Pero Edelman mantiene este esquema para dar cuenta del funcionamiento consciente, que localiza en el sistema córtico-talámico, pero no tiene ninguna teoría para el Inconsciente. El autor viene en su ayuda y lanza la hipótesis del sistema límbico-cortical como correlativo al funcionamiento inconsciente. “nosotros podemos imaginar este sistema teniendo contacto intermitente e influencia sobre la actividad del centro dinámico tálamo-cortical…” (Pág. 1512)., que es el consciente.

“Modell (1990, 2003) observa los tres factores más importantes que hacen de conexión entre el psicoanálisis y las TNGS de Edelman: primera, la importancia del afecto como señal crítica en la experiencia clínica de retranscripción de la memoria en psicoanálisis y los “ afectos categoría ” que representan los valores categoría seleccionados y señalados por los grupos neuronales de memoria (TNGS); segundo, la significación de la situación psicoanalítica como un estímulo para la reactualización simbólica del significado afectivo de las relaciones desarrollados en el principio y por la imaginación de la recontextualización de la experiencia; tercero, el potencial poder del proceso cognitivo metafórico inconsciente a través del desarrollo…, una capacidad que podría llegar a bloquearse como resultado del trauma emocional, como en el caso de Mr. A, pero podría volver a despertar su poder de trascripción de la memoria durante el psicoanálisis y la selectiva recategorización de los grupos neuronales”. (Pág. 1512).

Pero pasemos a relatar el sueño de Mr. A.:

El paciente que presenta W. Shields, Mr. A, es un hombre de negocios de mediana edad, actitud tímida y que entra en análisis por encontrarse al límite de sus éxitos profesionales. “En los dos primeros años de su análisis, Mr. A hablaba de su vida con cierto despego. Además, a pesar de sus continuas narraciones no tenia en cuenta mi presencia en cuanto se tumbaba en el diván. Traía material de sueños pero con poca profundidad de sentimientos y con temática continuada. Le comenté como parecía que mantenía sus sentimientos a distancia tanto para él como para mi, particularmente después de los fines de semana”.

El paciente reaccionó prestando más atención a la presencia del analista al que veía, como no podía ser menos “como una remota figura de su infancia”.

Un día el paciente apareció en sesión anunciando que había tenido un sueño que le asustaba y aturdía. El sueño consistía en una sola imagen: un escorpión rojo brillante suspendido delante de Mr. A en medio de la oscuridad.

Como vemos el sueño surge, y es lo que enfatiza el autor, a partir de establecerse una relación significativa emocionalmente entre analista paciente.

En definitiva el autor establece un paralelismo entre los acontecimientos que van ocurriendo a lo largo del proceso analítico y la hipotéticas activaciones y reactivaciones de los grupos neuronales correspondientes a los sistemas córtico-talámicos y límbico-cortical.

El sueño es concebido como una “metáfora de una abrumadora experiencia emocional real y fantaseada de la infancia de impacto duradero. Ambos sueños – se está refiriendo al sueño del hombre de lo lobos de Freud- podían haber descrito un esfuerzo por condensar dentro de una imagen vivida de un conflicto sobre estimulante, drama primario con las figuras parentales de la primera infancia que había sido imposible integrar o digerir. En cada caso el sueño ofrece la oportunidad por après coup de la memoria cuando es explorada en el setting analítico…” (Pág. 1516)

El esquema general podría ser:

Situación analítica (setting) (holding y contención) que facilita la aparición del sueño y más adelante la posibilidad de interactuar de forma afectivamente significativa entre Mr. A y el analista.( concepción ínter subjetiva);

“A través de la participación en la interpretación del sueño, Mr. A sentía un profundo contacto con su analista. Era infrecuente este grado de intercambio emocional y confianza. Mr. A recordaba la desesperanza y miseria en su infancia cuando no podía tener confianza en el contacto emocional con su padre y sentirse vivo y auténtico. Estas cruciales conexiones eran también unidas a memorias visuales primarias más específicas, describiendo opresivos deseos infantiles, conflictos, fantasías y miedos. La emergencia del sueño permitió a la díada analítica revisar y reinterpretar este material en el nuevo contexto emocional de la relación analítica El sueño mantuvo al par analítico ocupado en una rica, nuevo y novedoso interjuego asociativo que era nuevo para Mr. A “en el cual el mundo interno de ambos paciente y analista…, participaban. Podríamos imaginar en estos momentos la oportunidad de una rica comunicación ocurrida en el nivel del significado intersubjetivo y simultáneamente en el nivel cerebral procesos de reentradas neuronales, agrupándose y mapeando para los dos participantes. Además, el momento en que el sueño mantiene la única intimidad emocional de Mr. A con su analista… para proporcional la retranscripción de la memoria y la evolución de una nueva forma para relaciones más íntimas en su vida futura.”(Pág. 1519).

“Dentro del cerebro de cada participante, podría haber un correlato para el dialogo intersubjetivo en una evolución de modelos de grupos neuronales que incluyen el interjuego entre la red global dinámica (inconsciente dinámico) y el centro dinámico (consciencia) de cada uno.” (1520)

Davis, en su trabajo citado, dice textualmente: “ El desafio para el psicoanalista que lee generalmente literatura de neurobiología, y a Edelman en particular, es tener la tentación de centrarse exclusivamente sobre lo concordante y establecer paralelismos entre los dominios de la neurobiología y el psicoanálisis.” Así, lo único que lograríamos es “crear explicaciones en las que el conocimiento neurobiológico es superficialmente incrustado dentro de nuestro lenguaje clínico, simplemente repetiríamos en nuevas palabras, en otro lenguaje, lo que es ya conocido a través de la experiencia clínica” (Pág. 815)

Como vemos la necesidad de correlacionar el funcionamiento psiquico, en este caso en la modalidad de un sueño, con los descubrimientos neurológicos nos parece interesante pero en ningun caso imprescindible. Parecería que para algunos el desarrollo del psicoanalisis a lo largo de tantos años y su influencia no solo en lo cultural y social sino en la propia dimensión de lo terapeutico; si la revolución que en la psiquiatria y la psicología produjo no es suficiente para mantener una credibilidad en sus postulados y permitirnos continuar con una practica que ha dado pruebas de su eficacia sobradamente.

 

 


 

BIBLIOGRAFIA.

•  Interpretación de los sueños: Freud.

•  Freud: una interpretación de la cultura. P. Ricoeur.

•  Tratado mayor de los sueños. A. Garma

•  Vida onírica. D. Meltzer

•  Mirando al sesgo. Slavoj Zizek.

•  Rallo, José (1986): El doble contenido latente del sueño. Revista de Psicoanálisis de Madrid. Nº 4.

•  Alejandro Gállego Meré, El contenido manifiesto de los sueños, en Guía para la exploración, el diagnóstico y la psicoterapia dinámica. KRK Oviedo, 2001).

•  Walker Shields: Dream interpretation, affect, and the theory of neuronal group selection:Freud, Winnicott, Bion, and Modell. Int J Psychoanal 2006; 87 :1509–27.

•  Gerald M. Edelman y Giulio Tononi( 2002): El universo de la conciencia. Cómo la materia se convierte en imaginación. ED. Crítica, Barcelona.