Historia del Centro Psicoanalítico de Madrid

por | Revista del CPM número 23

Ana Gutiérrez López *

En mayo de 1971, hace exactamente 40 años, Yayo, la esposa del Dr. Gállego, nos dijo a un grupo de personas que trabajabamos o nos estábamos formando en Peña Retama, que había encontrado un piso en Mejía Lequerica 18, que bien podía ser lo que estábamos buscando para instalarnos. El piso en cuestión fue primero la sede del Instituto Psicoanalítico y posteriormente, desde el 75, del Centro Psicoanalítico de Madrid tal y como muchos de Vds., conocen muy bien.

El grupo que había decidido dejar Peña Retama se componía, si mi memoria no me falla, de catorces personas, de ellas dos Didactas, el Dr. Gállego y el Dr. López Hors , dos de los médicos residentes, Dr. Querol y Dr. Valiente, y el resto éramos alumnos de segundo y tercero de formación.

Dejar Peña Retama no fue, decisión sencilla ni fácil, y aunque la ilusión, el entusiasmo y la confianza en el Dr. Gállego no nos faltaba, como toda escisión de un grupo, de cualquier grupo, fue dolorosa. Y además dejábamos Peña Retama, que, en mi caso fue el inicio de mi contacto con el psicoanálisis, con algo que era absolutamente especial.

El Dr. Lledó ha contado desde el punto de vista científico la aportación del Dr. Molina en la concepción del enfermo psíquico y el cambio significativo que representó la creación de la primera comunidad terapéutica de España. Yo quiero contarles lo que supuso para este grupo, o mejor dicho, lo que afectivamente supuso para mí y como para todos nosotros marcó un estilo de trabajo y de contacto con el paciente.

Peña Retama era una clínica pequeña, de apenas 25 ó 28 pacientes que se distribuían, casi todos, en habitaciones dobles, no por falta de espacio sino con la intención de que hubiera el máximo de comunicación posible entre ellos. Solía haber dos médicos residentes que vivían allí de una manera permanente, y 6 enfermeras que también vivían allí. El Dr. Gállego era el director de la Clínica y también presidía las reuniones de terapia de grupo 2 ó 3 veces semanales. Había personal de servicio y un jardinero y su familia que también vivían allí. La clínica estaba situada en Hoyo de Manzanares a 28 km. De Madrid, y junto a ella, separada por los jardines, estaban las casas de los Drs. Molina y Gállego.

Me gustaría poder transmitir el ambiente que se respiraba allí. Aquello era una comunidad entendida como un lugar común a todos, donde lo que se pretendía era proveer un ambiente sano e integrador para los pacientes, que resultaba también salutífero para aquellos que tuvimos la oportunidad de poder trabajar y formarnos allí. Todos los pacientes asistían a las sesiones de psicoterapia de grupo y además tenían su análisis individual, bien con analistas que se desplazaban hasta la clínica o bajando a Madrid 2 ó 3 veces por semana. Todo en la clínica estaba destinado a desmontar las defensas de escisión y proyección, a facilitar los factores de integración y relatividad, facilitar la comunicación y la expresividad, favorecer no solo la descarga emocional sino su elaboración e integración, y para todo ello, el equipo terapéutico trabajaba duramente, con reuniones en días alternos, que facilitara la comunicación de posibles conflictos entre ellos y su resolución. El ambiente en sí era terapéutico, y en ello se afanaban desde el director hasta la cocinera, en un ambiente de confianza y cordialidad, no exento de críticas cuando estas eran necesarias.

Además de las clases teóricas que implicaba el curso de formación, impartido en la Sede de la calle Serrano Jover de Madrid, teníamos la posibilidad de trabajar como personal terapéutico en Peña Retama, por un periodo de tiempo variable.

El compromiso terapéutico que todos los componentes del staff tenía era enorme, quizá porque el mayor de todos era el realizado por el Dr. Gállego. Después de que la mayoría de los fundadores de Peña Retama se marchara, el Dr. Gállego asumió un mayor esfuerzo y responsabilidad en la continuidad de la Clínica y del Instituto de Formación. Alguno de los componentes de esta mesa la Dra. Carmen Llor, les contará más pormenorizadamente cual fue la trayectoria de Peña Retama, así que me voy a limitar a decirles que al cabo de dos años la situación con el Dr. Molina era insostenible, y las disensiones en diferentes aspectos tanto teóricos, como clínicos y fundamentalmente personales, pusieron en marcha la ruptura de nuestro grupo, que abandonamos Peña Retama en Mayo de 1971 para iniciar la andadura de lo que sería el Centro Psicoanalítico de Madrid.

El grupo se gestionó cohesionado en torno al Dr. Gállego que fue nuestro líder indiscutible, con el ánimo de ser un centro de investigación y enseñanza del psicoanálisis, pero también un centro asistencial. Nos organizamos para presentar cursos de formación que tuvieran una coherencia con los requisitos de la IFPS, organización a la que antes pertenecíamos y a la que deseábamos poder incorporarnos de nuevo (De hecho, al primer congreso de la IFPS que se celebró en New York después de nuestra ruptura, en Octubre de 1972, asistimos masivamente todos los miembros del recién inaugurado Instituto Psicoanalítico, nuestros allegados, compañeros, etc. En broma comentábamos que casi flotamos un avión. Y varios de nosotros presentamos comunicación en el mismo. (Alejandro nos animaba a ello, como una forma de desidealización de la imagen del Otro, y como una autoexigencia para enfrentarnos a nuestros miedos y obligarnos a la sistematización y al estudio). Los cursos en el Instituto se iniciaron en Octubre del mismo 1971, y entre los primeros alumnos se encuentran hoy entre nosotros el Dr. Lledó y el Dr. Freire.

Además de los cursos de formación el Instituto ofrecía ciclos de conferencias sobre otros temas de disciplinas afines, como Sociología Historia, con estudios psicopatológicos de personajes históricos (Felipe II y el Escorial fue uno de los cursos), culturales, (otro de nuestros compañeros, el Dr. Moraleda pronunció un par de conferencias sobre la Fiesta Nacional, la psicopatología del torero y sus identificaciones, cursó que fue seguido con mucho interés), o religiosos (Tuvimos la oportunidad de contar con E. Miret Madalena). Hay que tener en cuenta que la vinculación psicoanálisis y religión ya provenía de un acercamiento religioso por parte de algunos miembros, pero también por nuestra orientación humanista fromniana, siendo conocida la importancia que E. Fromm le daba al Hecho Religioso.

Importancia fundamental tenía el aspecto clínico. Desde el principio se programaron sesiones clínicas en reuniones semanales. De hecho todos los pacientes que llegaban al Instituto eran estudiados en sesiones clínicas y después distribuidos entre sus miembros. Alejandro tenía la generosidad de derivarnos una parte de sus pacientes a los jovencísimos principiantes siempre según la idoneidad de la adjudicación de cada caso. Muy poco tiempo después se adoptó el modelo de Historia Clínica que el Dr. Gállego y también el Dr. Lledó elaboraron y cuyo estudio constituyó uno de los seminarios con más tradición en el Centro y que está incluida en una parte del libro del Dr. Gállego que hoy presentamos. La Historia Clínica Dinámica tal como fue diseñada fue, de alguna manera, una insignia del Centro Psicoanalítico de Madrid, hasta tal punto que en el acta de la Junta Directiva de Noviembre de 1977 queda recogido lo siguiente: “Cualquier presentación de casos clínicos que se haga utilizando el nombr
e del CPM deberá hacerse ajustándose al modelo actual de Historia Clínica”. El interés por el aspecto terapéutico de la relación analítica, la individualidad y personalización de cada caso fue siempre uno de los aspectos en los que más hincapié se hacía en la formación.

 

Uno de los didactas del Centro, el Dr. López Hors, siguiendo lo que fue siempre una de las características de Alejandro, su deseo de acercar el psicoanálisis a la psiquiatría oficial facilitando el contacto con otras provincias y otras cátedras, inició la creación de un grupo de trabajo en Zaragoza, que posteriormente se organizó como el Instituto Psicoanalítico de Zaragoza. A partir de ahí surgió el deseo de promover el contacto y el intercambio entre ambos grupos, que cristalizó en unos encuentros mensuales a mitad de camino, en Santa María de Huertas, donde desarrollábamos un tema de discusión a partir de algún artículo que pareciera interesante. Durante varios años mantuvimos ese contacto tan enriquecedor para ambas partes, tanto desde el punto de vista del trabajo como personalmente.

En este mismo ambiente de estudio tan creativo surgió entre un grupo de psiquiatras y psicólogos de toda España, interesados en las técnicas de grupo, la necesidad de agruparse para promover la investigación y el desarrollo de la psicoterapia de grupo. Así se creó la Asociación Española de Psicoterapia y Técnicas de Grupo, con 73 miembros fundadores, de los que 14 éramos miembros del Instituto, siendo su primer presidente el Dr. Gállego.

El interés y el estudio de las técnicas de grupo fue siempre una constante en el Centro. Ya desde Peña Retama se aplicaba sistemáticamente la psicoterapia de grupo en la clínica, y más adelante, siendo ya Centro Psicoanalítico formó parte de la formación. A lo largo de los tres cursos que duraba la formación, los alumnos participaban en terapia de grupo, con técnicas psicodramáticas y psicoanalíticas, con el ánimo no sólo de que aprendieran las técnicas de las dinámicas grupales, sino que entendíamos que la movilización de las defensas, para su posterior elaboración en el análisis individual, era fundamental. Además, el hecho de participar en el grupo creaba una cohesión emocional y un compromiso con la formación que vinculaba mucho, con lo que se evitaban los fracasos y las deserciones que, a lo largo de los años han resultado ser mínimas.

Los grupos de formación se realizaban casi siempre en coterapia, técnica que ya se había realizado con productividad en Peña Retama, casi siempre con terapeutas de diferente sexo. Los últimos cursos de formación que participaron en estos grupos el Dr. Lledó y yo misma tuvimos la oportunidad de coordinarlos. Por una serie de circunstancias a partir de 1997 no forman parte de la formación.

Este interés por lo grupal hizo también que invitáramos en sucesivas ocasiones, desde el año 1975, a expertos en técnicas grupales y psicodramáticas, como Emilio Rodrigué y Marta Berlin, Eduardo Pavlosky, Hernan Kesselman y Leonardo Satné.

La participación en los grupos que ellos dirigieron además de su componente terapéutico, cohesionó al grupo que formábamos entonces los profesores y miembros del Centro, y servía para plantear los conflictos que en todo grupo se genera.

De hecho además manteníamos como norma la asistencia a seminarios internos todos los viernes, en las que además de estudiar artículos recientes de revistas, algún tema monográfico, hacíamos una revisión crítica de la labor docente de los profesores, lo cual nos hacía ser exigentes en nuestra tarea o solicitar opiniones a los otros compañeros didactas.

Como ya ha señalado el Dr. Lledó una parte de los integrantes del equipo se escindió en 1975, quedándonos en Mejía Lequerica solo aquellas personas que teníamos una cualificación profesional sanitaria, bien médicos, psiquiatras o psicólogos. Los que nos quedamos pasamos a crear un institución con el nombre del Centro Psicoanalítico de Madrid, y con un logo, que (salvo una pequeña corrección estilística) nos ha acompañado hasta hoy.

Desde entonces tres han sido pilares, sobre los que se ha asentado el Centro Psicoanalítico de Madrid y los ejes fundamentales del trabajo:

  • La enseñanza a través de grupos de formación.

  • Las reuniones científicas en forma de congresos o jornadas de trabajo.

  • La comunicación a través de la creación de diferentes revistas.

 

El Centro a formado a lo largo de estos años a 23 grupos, en 15 promociones, y más o menos 250 alumnos. Los alumnos de diversas procedencias, como nos contará el Dr. Muñoz, realizaron la formación en la sede del Centro Psicoanalítico de Madrid, en Granada y en Murcia.

 

Los programas de Formación eran revisados cada ciclo y siempre intentábamos ajustarnos a los requisitos de la Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas (IFPS) y de la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas, tanto en el número de horas lectivas, como en la necesidad de realizar un psicoanálisis individual con un determinado número de horas, así como sesiones de supervisión, tanto en grupo como individuales.

 

En un principio la carga lectiva mayoritariamente recaía sobre el Dr. Gállego y algún profesor invitado, y paulatinamente fuimos asumiendo una mayor responsabilidad en la docencia los iniciales didactas del Centro, Drs. Aguillaume, Lledó, Querol, Valiente y yo misma, durante bastantes años, hasta la incorporación gradual de sucesivos didactas, tal y como actualmente está organizado.

 

Ya desde el año 1982, el CPM se definía como un centro de investigación, de docencia y de intercambio para profesionales interesados en el psicoanálisis y disciplinas afines.

 

Por este motivo siempre nos ha interesado invitar a psicoanalistas de reconocido prestigio tanto de dentro como de fuera de nuestras fronteras, con el objeto de poder reflexionar juntos sobre temas diferentes, Además de los ya mencionados hemos contado a los Drs. Aniceto Aramoni y Silva García de Méjico, a los Drs. Mario Rendon, Edward Clemens, Marianne Eckar Horney, Michael Maccuby, Del Val, Maldavsky, Otto Kerberg y Adolf Grumbaum de Estados Unidos, Angel Fiarché, Martínez Bouquet y Ricardo Rodulfo de Argentina, Dr. Horus Vital Brasil de Rio de Janeiro, Dr. Ansermet de Suiza, Mario Conci y Daniela de Robertis de Italia, Sofía de Mijollá de Francia, etc.

 

El 5 de Enero de 2000 sufrimos la pérdida irreparable del Dr. Gállego. Todos nosotros perdimos a nuestro maestro indiscutible, muchos a nuestro analista, y bastantes a un amigo entrañable y generoso. Sin él nuestra trayectoria no hubiera sido posible, y a él le debemos la parte más esencial y el sello indiscutible que Alejandro marcó. A lo largo de este tiempo hemos continuado con los grupos de formac
ión, los congresos, que ahora se celebran bianualmente, y las Jornadas de trabajo que se celebran en Madrid, normalmente en el Ateneo.

 

Este Congreso, que hace el número 18 cumple varias funciones: como decía al principio hace 40 años que arribamos a Mejía Lequerica, y queremos hacer un recorrido histórico y presentar lo que hemos sido lo que somos nuestra trayectoria. También quiero recordar a los compañeros del Centro y a los que fueron alumnos nuestros que han fallecido, para todos ellos va mi cariño y mi agradecimiento por habernos acompañado durante algunos años; y es también la oportunidad de presentar el libro homenaje al Dr. Gállego. Espero que podamos transmitir a todos vosotros con claridad nuestra experiencia, así como reflexionar sobre nuestros aciertos y nuestros errores, con el objetivo de que nuestra Institución permanezca otros muchos años contribuyendo a lo que eran sus fines desde el principio: un Centro de investigación, de docencia y de intercambio entre profesionales interesados en el psicoanálisis y disciplinas afines.

 

 


 

 

*Ana Gutiérrez López

Miembro Didacta del Centro Psicoanalítico de Madrid

ana.gutierrez.lopez@orange.es