Tres enigmas para el factor psi pero, que en sus distancias mutuas permiten su interrogación. Tres legados desastrosos en opinión de unos, pero tres legados marcados por psicologías que se imponen a la realidad social y que coinciden en su muerte en el mes de Noviembre: Carlos el 1 de Noviembre de 1700, Franco el 20 de 1975 y Mazón en su muerte política el 3 de Noviembre de 2025. Porque el factor psi es ese factor imprescindible para entender el devenir social. En ocasiones se impone como dato exclusivo y en otros como dato acompañante.
El factor psi de Franco marcó un país durante 40 años. El factor psi de Carlos II terminó con una dinastía. El factor psi de Mazón ahogó todo un país. En los tres el factor psi fue determinante.
Lo enigmático de Franco, lo enigmático de Mazón y, en la lejanía, lo enigmático de Carlos II, les iguala en un factor psi de difícil descripción.
A Carlos II lo indagamos a partir de los historiadores. A Franco, también los historiadores, pero con la memoria que todavía nos permite su recuerdo inmediato. Mazón es presencia televisiva.
Un nuncio papal describió a Carlos II diciendo que «su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora; por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se desee, pues carece de voluntad propia». Aquí los historiadores —que actualmente lo rehabilitan— unen su cuerpo y su genética como determinantes del factor psi. Recordando el conflicto y el déficit, el factor psi de Carlos II viene marcado por el déficit.
A Franco lo describió Preston como frio y calculador, hermético y astuto, enigmático, pero, en absoluto carente de voluntad. Y en tanto su régimen es descrito como personalista, el factor psi se nos impone como determinante, por encima de los factores sociopolíticos: la presión de Hitler, el fin de la guerra mundial. El papel de la personalidad en la historia era un tema que venía siendo objeto de atención en la época. El culto a la personalidad, con Hitler y Stalin a la cabeza, no impedía que otros actores contemporáneos disfrutaran del mismo endiosamiento. En el caso de Franco el culto a su personalidad se nos hace incomprensible. Su discreción narcisista, tan diferente del narcisismo de la exhibición, no impidió su endiosamiento.
A Mazón tendríamos que describirle nosotros directamente: desde luego produce el mismo efecto de perplejidad. Una periodista manifestaba esa perplejidad diciendo que era inexplicable que alguien permaneciera impasible ante su propia responsabilidad por una negligencia probada que causó tantos muertos. Ante el clamor unánime contra su gestión. Ante la condena de la clase política, explicita de la oposición, disimulada de los propios. Manual de resistencia habría que decir si no evocara otros actores. Negación, al servicio de la supervivencia, marca el factor psi de este sujeto.
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