EDUCACIÓN, DESARROLLO Y PSICOTERAPIA. PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE JOSÉ LUIS LLEDÓ.

01 mayo 2025 | Artículo del mes

Por Ana Gutiérrez

ANA GUTIÉRREZ LÓPEZ
Psicóloga clínica

Agradecimientos a Reyes García Miura, presidenta del Centro Psicoanalítico de Madrid, al Centro, a la Junta Directiva y a José Luis Lledó. 

La figura de José Luis Lledó es la de un amigo, un compañero fundador del Centro Psicoanalítico. Ha sido presidente del Centro durante varios años y también de la Sociedad Española de Psicoterapia y Técnicas de Grupo. Además, ha sido presidente y fundador de la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapia, donde ocupó la presidencia de la sección de psicoterapia durante varios años. 

Es profesor del Centro Psicoanalítico de Madrid y autor de La exploración psicodinámica en salud mental (2009), Libertad e identidad y psicoanálisis

(2019), y de otros libros ajenos al psicoanálisis, como El mosaico de Noheda. Crónica personal de un descubrimiento (2007), El mosaico de Noheda (2010) y Tiberio, amo del mundo, esclavo de sí mismo (2011). 

Quiero empezar esta presentación con una cita de Winnicott de su libro Acerca de los niños: “¿Qué podría reunir a un maestro, a un padre o a una madre y a un médico, entiéndase terapeuta? ¿Por qué tendría que ser necesario que alrededor de un centenar de personas renuncien a su fin de semana para estudiar la relación evidentemente precaria existente entre estas clases de adultos? El niño es el cemento que los liga y también el terremoto que los hace pedazos”. Y añade más adelante: “¿Cuáles son nuestros propósitos como terapeutas, maestros y como indagadores de la verdad en una conferencia como esta?”.

Como señala José Luis Lledó en la introducción de su libro, “las profesiones de ser padres, educar, enseñar y hacer tratamientos de psicoterapia, si no imposibles, son con mucha probabilidad de las más complicadas a las que uno se puede enfrentar, y por tanto es fácil que cometamos muchos errores en el ejercicio de esas funciones”. Nuestros hijos, alumnos y pacientes están insertos en una sociedad, la actual, en permanente cambio y con sistemas de valores muy opuestos a aquellos en los que la mayoría de nosotros crecimos. 

Ahora bien, sabiendo que el tiempo en el que crecimos estaba marcado por el autoritarismo, la rigidez, la imposición y las restricciones, ¿tenemos que aprobar y celebrar lo opuesto? ¿Una educación sin restricciones, límites o control, en la que el “no” brille por su ausencia y dificulte la separación y la rebeldía, donde no podamos y debamos situar límites? 

Erwin Olaf, en Narrativa de emancipación, deseo, intimidad (2024), nos dice cómo hoy en Occidente los padres les han otorgado a los niños un enorme poder y se pregunta cómo será el mundo si los niños gobiernan a los adultos. 

El estado de indefensión en el que nace el ser humano y su extrema dependencia de la figura del cuidador o cuidadora no ha cambiado. Pero la sociedad en la que se va a insertar y crecer ese ser humano sí ha cambiado, y mucho. 

La tendencia consumista, la inmediatez, la intolerancia a la frustración y a la espera, la disolución de valores y su sustitución por otros que a su vez cambian rápidamente, el aislamiento, el individualismo, la falsa comunicación que proporcionan las redes sociales, la hiperconectividad y, aún más, la impredecible y asombrosa sombra de la inteligencia artificial, que todo lo domina y conoce, y nos conoce, han transformado nuestra manera de enfrentarnos y tratar a nuestros chicos y a nuestros pacientes. 

Como señala Noah Harari en 21 lecciones para el siglo XXI, “no podemos estar seguros de casi nada, salvo de que el propio cambio es la única certeza. Enseñar a los chicos a aceptar lo desconocido, lo cambiante y mantener un equilibrio mental es ahora muchísimo más difícil. Los mismos profesores suelen carecer de la flexibilidad mental que el siglo XXI exige, porque ellos son el producto de un sistema educativo antiguo”. Harari también recomienda “no confiar demasiado en los adultos. Antes era una apuesta segura porque conocían el mundo muy bien, y el mundo cambiaba muy despacio. Ahora, no puedes estar seguro de si lo que dicen los adultos es sabiduría intemporal o prejuicio anticuado”. 

Así que, ¡bien empezamos! Vamos a hablar y discutir de cosas de las que no estamos seguros, que cambian constantemente y que nos afectan profundamente. En realidad, esta es la apuesta del libro de José Luis, y así arranca, con la intención de mostrar desde la educación y la psicología los factores que influyen en el desarrollo de la personalidad, de intentar prevenir desastres y, llegado el caso, de contar con los medios que la psicoterapia psicoanalítica puede aplicar, aunque a veces sea de manera muy precaria. 

En los capítulos 3 y 4, Lledó hace una incursión en cómo es el desarrollo del ser humano, desde su estado inicial de indefensión hasta conseguir un proceso de separación e individuación. Esta tarea recae habitualmente en la figura materna, que ha de proveer un espacio de seguridad confiable para que posteriormente pueda darse la salida de la simbiosis y la entrada en la percepción del mundo exterior, representada fundamentalmente por la figura del padre. Este es un modelo clásico de familia tradicional, compuesto de madre y padre, donde la triangulación edípica da lugar al complejo del mismo nombre y su elaboración, con la identificación del progenitor del mismo sexo y las vicisitudes propias de cada situación particular. 

Sin embargo, esa situación ha cambiado profundamente en los últimos años, dando paso a planteamientos diversos: procesos de concepción por donante, fecundación artificial, vientres de alquiler, el aumento de parejas del mismo sexo que desean procrear, familias monoparentales y familias reconstituidas con varios padres y madres, entre otros. A esto hay que añadir la disminución de la natalidad. En España, se ha pasado de una tasa de natalidad de 78,63 hijos por cada 1.000 mujeres en 1975, a 31,4 nacimientos por cada 1.000 mujeres en 2020. Los motivos no son solo socioeconómicos, sino también la ruptura con el orden heteropatriarcal que imponía la maternidad como única forma de realización personal. 

Ocurre entonces que el hijo, a menudo hijo único, se convierte en el eje central de la mujer, la pareja y toda la familia, no con un aumento de la protección y la confiabilidad necesarias, sino como objeto de proyección de todos los deseos y fantasías. El niño se convierte en el obligado cumplidor de los sueños de los padres y de toda la familia (el hijo trofeo). Salir de esa atadura es aún más difícil: la fijación narcisista benigna se tergiversa, dando paso a más exigencias de perfeccionismo en una sociedad que valora el rendimiento y la productividad, lo cual literalmente aplasta a los niños en muchas ocasiones. 

El déficit de una fijación narcisista adecuada da lugar a un narcisismo patológico que, a su vez, conduce a la depresión narcisista como resultado del fracaso de las expectativas del self grandioso, impuestas por las exageradas expectativas paternas. Esta “seguridad” sobreprotectora puede generar en el niño desazón e inseguridad ante la vida. Si los padres no son confiables, los hijos desarrollan confusión y temor. 

Los padres normales esperan la desobediencia de sus hijos, especialmente en la adolescencia. Los jóvenes necesitan poner a prueba las medidas de seguridad, las reglas, para saber y corroborar que los controles externos siguen ahí, y a la vez, comprobar si son capaces de quebrar esos controles y hacerse individuos. Si ha habido buenas condiciones tempranas, se crea un sentido de autocontrol que da seguridad. Si hay autocontrol, la seguridad impuesta externamente se convierte en un agravio. El autocontrol sin pérdida de la autoestima es el origen del libre albedrío. 

En el capítulo 5, Lledó habla de la adolescencia y del complejo transitar entre ser niño y convertirse en el adulto que se desea ser, y de la adquisición de la identidad, como el sello de la personalidad que se va edificando a través de determinadas identificaciones que el sujeto va realizando en relación con las figuras significativas de su ambiente. En el concepto de identidad, dice Lledó, se cruzan y se implican, como en ningún otro, la historia personal y la historia social. Está influido y relacionado estrechamente con las nociones de individuo y sociedad. 

El siguiente capítulo está dedicado al ciclo vital. Lledó hace un recorrido pormenorizado por las distintas etapas evolutivas del individuo, desde su estado de simbiosis e indiferenciación hasta el progresivo aumento de la autonomía, la aparición de la triangulación edípica, la entrada en el periodo de latencia y la llegada a la pubertad, la adolescencia, la juventud y la adultez, con el desarrollo de la generatividad. Cuando falla la generatividad, hay un estancamiento, y la persona se gratifica como si fuera su propio hijo, centrándose en la preocupación por sí misma. 

La actual cultura del cuerpo, con sus excesos y cuidados, la promoción de la imagen corporal adornada por tatuajes que pretenden individualizar el cuerpo y dar una falsa creencia de ser especiales y únicos, subyace en estos fenómenos.

Hay un interesante artículo de Elvira Lindo criticando las pseudopsicoterapias que impulsan a “amarse a sí mismo” como único y principal objetivo de la vida. Esta moda de casarse con uno mismo fue potenciada por el filme de Icíar Bollaín La boda de Rosa. 

El último tramo del libro sobre el ciclo vital está dedicado a la vejez, con la concomitante presencia de la muerte como objetivo final. Aunque somero, es muy explicativo y pedagógico en su transitar por el devenir del sujeto humano. 

Este capítulo entronca con el siguiente, en el que se aborda lo necesario que es, en el proceso de individuación y logro de una identidad, encajar en una corriente cultural adulta que sea válida para el adolescente, proporcionando buenos modelos de roles adultos y líneas abiertas de comunicación. Los problemas surgen cuando la sociedad y nuestra cultura actual no solo tienen dificultad para facilitar esos modelos, sino que también se hallan inmersas en una crisis identitaria. Tradicionalmente, como señala Lledó, los valores, la cultura y los ideales se transmitían en el seno de la familia y de la escuela. Los de la familia, trastocados por la leyenda familiar, y los de la escuela, impregnados por una ideología más o menos igualitaria. Pero, y este es un tema importante a debatir, ¿qué ocurre cuando la interacción, la formación o la desinformación atraviesan fronteras en un mundo globalizado, donde todos estamos conectados en un clic y donde los proyectos individualistas, cada vez más superficiales y vacíos, nos han situado en lo que diversos pensadores denominan “posmodernidad” o “hipermodernidad”? Gilles Lipovetsky habla de hipermodernidad, Bauman de tiempos líquidos y Byung-Chul Han de la sociedad del cansancio. 

Nos encontramos ante un escenario perturbador e inquietante, que debe ser considerado, sin caer en la desesperanza, pero con mayor flexibilidad y una mirada crítica, promoviendo mucho más diálogo entre padres e hijos, alumnos y maestros, psicólogos y psicoterapeutas de diferentes orientaciones, como en estas jornadas. 

Uno de los capítulos está dedicado a la violencia en la familia, haciendo referencia al mito de Filomela, que Lledó ampliará en su exposición. Afortunadamente, la sociedad actual está muy sensibilizada con la violencia y el abuso sexual en la infancia, el intrafamiliar y la violencia machista. También plantea la teoría de la seducción de Freud, que ha despertado tanta controversia en el movimiento psicoanalítico, y la necesidad de una escucha atenta del paciente para discriminar lo que pueda ser una fantasía sexual de la objetivación de un hecho traumático. Las situaciones traumáticas posteriores al hecho y su elaboración merecen ser abordadas detenidamente, ya que constituyen auténticos atentados, a veces difíciles de detectar, pero que dejan huellas importantes en el psiquismo infantil. 
El último capítulo está dedicado a la psicoterapia. ¿Qué podemos hacer nosotros? ¿Cuál es nuestra tarea una vez que se ha instalado el conflicto? Lledó define la psicoterapia psicoanalítica como “un proceso interpersonal que se establece con el propósito específico de descubrir los conflictos y la realidad inconsciente del analizado, creando una relación que es diferente a cualquier otra». 

Ahora bien, ¿qué podemos hacer los psicoanalistas en una sociedad como la actual? Patricia Villar Boullosa, psicoanalista uruguaya, en su artículo El psicoanálisis como alternativa en la hipermodernidad, nos explica cómo las subjetividades contemporáneas viven y sufren a un ritmo acelerado, buscando sacudirse el sufrimiento antes de sentirlo. Los individuos huyen del dolor y buscan anestesiarse en el hiperconsumo de bienes, sustancias, sexo o internet. 

Entonces, ¿qué puede hacer el psicoanálisis en esta vorágine de hipermodernidad? Villar Boullosa analiza la teoría de Lipovetsky (2006), que describe un desamparo angustiante, donde la mirada está en el futuro, pero no en una utopía de progreso e igualdad y refuerzos universales, sino en la lucha por asegurar un lugar de supervivencia individual en un escenario social cambiante. 

También introduce y analiza el concepto de modernidad líquida de Bauman (2003), donde la sociedad liberal capitalista es perpetuamente líquida, sin regulación estatal o ideológica, representándonos como yendo en un barco sin control. Cuando el individuo hipermoderno, como un Narciso angustiado, se ve sin rumbo ni timonel, busca soluciones inmediatas tanto en el goce como en el rendimiento productivo. ¿Qué puede hacer el psicoanálisis cuando todo se requiere ya, antes de siquiera pensarlo? El psicoanálisis tiene que competir con terapias que prometen curas inmediatas, mientras la sociedad busca comodidad existencial, sensaciones agradables, sin lugar para el dolor. 

En el psicoanálisis, lo sólido es la escucha analítica, que remite al inconsciente. El psicoanálisis es un desafío: incita a pensarse, a construir la propia manera de estar en el mundo, a detenerse y reflexionar sobre uno mismo, a averiguar quién es uno con su historia vivida y en qué quiere y puede convertirse. Ayer escuché a Jaume Plensa, el “escultor filósofo”, como se le conoce, en su magnífica exposición en el Espacio Telefónica decir: “Las palabras nos construyen como personas […] y de las palabras surge el pensamiento”, que es el origen del relato. El psicoanálisis es la cura por la palabra, que ayuda a pensarse y, por tanto, a construirse un relato, su propio relato. Esta vez sí, “con relato”, tarea que será abordada por nuestra compañera Lola López Mondéjar. Y atreverse a ser, no solo a producir, con la presencia serena y paciente de un otro, que somos nosotros, los terapeutas. Que, además, somos —y ese es otro pilar del psicoanálisis— el soporte de la transferencia, manteniendo siempre el espíritu de la esperanza, de la que nos habla Byung-Chul Han y también Anne Michaels, que dice que “nada enfurece más al tirano que la esperanza […]. En estos tiempos, en que nos sentimos indefensos y desesperanzados, necesitamos entender que la esperanza es resistencia. La esperanza no es un lujo, es un cimiento”. Y que, además, tanto me recuerda a la otra esperanza, la de curación, de la que nos hablaba nuestro compañero Alejandro Gállego. 

Finalmente, quiero agradecer a José Luis por haberme dado la oportunidad y la curiosidad para leer y reflexionar sobre nosotros mismos y sobre otros, desde diferentes prismas, como la filosofía y la sociología, y haberme permitido detenerme en estos temas durante este largo y cálido verano en el que preparé estas palabras. 

BIBLIOGRAFÍA

Bauman, Zygmunt. Tiempos líquidos, Tusquets, 2022.

Cruz, Juan. “Una sociedad de ingratos”, El País (01/09/2024).

Han, Byung-Chul. El espíritu de la esperanza, Herder, 2024. La sociedad del cansancio, Herder, 2022.

Harari, Yuval Noah. 21 lecciones para el siglo XXI, Debate, 2018.

Hornstein, Mariano. Conversaciones de diván, La Fábrica, 2023.

Lipovetsky, Gilles. Los tiempos modernos, Anagrama, 2006. La era del vacío, Anagrama, 1983.

López Mondéjar, Lola. “Despreciar al otro: la derrota del diálogo”, El País (14/08(2024).

Michaels, Anne. Entrevista en El País (10/11/2024).

Olaf, Erwin. Narrativas de emancipación, deseo e intimidad, exposición de PHotoEspaña, 2024.

Palomeque, Azahara. “El verano del narcisismo”, El País (25/08/2024).

Sennett, Richard. Entrevista con Rafa de Miguel, El País (29/09/2024).

Lledó Sandoval, José Luis. Educación, desarrollo y psicoterapia, Editorial Club Universitario, 2024.

Vallespín, Fernando. “La legislatura líquida”, El País (06/10/2024).

Villar Boullosa, Patricia. “El psicoanálisis como alternativa a la hipermodernidad”, Revista Uruguaya de Psicoanálisis, 2016.

Winnicott, Donald W. Conversando con los padres. Aciertos y errores en la crianza de los hijos, Paidós, 1993.

Acerca de los niños, Paidós, 1998.

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