Con celo, celos y sin recelos

por | Revista del CPM número 8

Resumen:

Hablaré de Freud y de los celos edípicos normales, presentaré una viñeta clínica y compararé el Edipo de Freud con el Ulises de Kohut. Propondré la sobreinclusión de ambos mitos en un espacio winnicottiano de juego, incluyendo a su vez las propuestas de Jessica Benjamín del reconocimiento de la alteridad y la figura del amigo de Rodolfo.

En cierto modo, cabe decir que somos como niños
que se preguntan por la naturaleza del mundo,
sin que quepa otra respuesta que construirlo.

Valeriano Bozal. En El tiempo del estupor.

Tenia yo que discutir los trabajos aquí presentados pero, conformes se acercaba la fecha de este congreso, comprobaba como mi esperanza de poder leer previamente los mismos se iba desvaneciendo.

Mi celo me llevó a sentir celos de los que sí tenían trabajos escritos para presentar aquí, y sin recelo pensé que lo mejor era hacer mi propio escrito[i].

Comenzaré con un caso. Una pequeña viñeta clínica que me permita compartir una escena con ustedes, aparte de la que acabo de protagonizar.

Ricardo es un niño de cuatro años y medio que vivaz y despierto entra un día a sesión como un tropel. Ricardo hace poco que viene a verme porque le ha cambiado el humor y padece de pesadillas[ii].

R- No me han dejado ver los dibujos. Yo me he portado bien y no me han dejado.

T- ¿Y eso?, le digo.

R- Será que Bufo le(s) ha echao veneno.

Bufo es un fantasma, un amigo imaginario del que ya me habló otro día. Bufo es el doble que él ha usado hasta ahora, antes de colocarme a mí como doble en la transferencia como se verá.

R. No me han dejado ver los dibujos. Yo me he portado bien y no me han dejado.

T- ¿y eso?.

R- Será que Bufo le(s) ha echado veneno.

T- ¿A tus padres? Pregunto.

R- Nooo. Bufo está muerto (dice él)… ¿A que estás triste? (Me dice)….yo también. (Dice él sin darme tiempo a responder).

T-¿Quién lo ha matado? Le digo.

R- Un malvado.

T- ..Abro los ojos y hago un gesto indeterminado, él añade:

R- a veces no me entiendes. ¿Estás sordo?

T- ..Mi gesto se transforma en una cuasi aceptación ya que puede que esté un poco sordo… y él dice:

R- Será que tienes pesadillas de tu padre, de que está muerto,

T- ..Abro aún más si cabe los ojos al escuchar eso y añade:

R- pero… ¿a que no es verdad? Los sueños no es realidad, son broma. …

…Continúa la sesión…

T- ¿Y los tuyos como son? Le pregunto.

R- ¡Muy bien!

T- ¿sueñas que tu padre está muerto? Le digo siguiendo la senda que él ha abierto.

R- Noo. ¡Que está vivo!

T- ¿y te da miedo?

R- Noo…Que mi padre está vivo no me da miedo. ¿Por qué haces lo mismo que yo? ¿Por qué me copias?…

La sesión continua pero la viñeta acaba aquí, en ese lugar donde de nuevo soy recriminado por algo que no sé si he hecho, pero de lo que él me acusa[iii].

Èl, Bufo, el veneno, la muerte, el malvado, el padre muerto, el padre vivo, los sueños, los deseos, los temores, la negación: no es realidad, las bromas, la proyección, Los retruécanos, la agresividad y yo.

Edipo de nuevo, en presente y vivo en un niño de cuatro años y medio: deseo, agresividad, temor, celos. Freud habría disfrutado de verlo redivivo, y Winnicott mas de su capacidad de juego y transformación.

Freud diría: celos edípicos normales[iv], kohut, por el contrario, hablaría de la rotura del semicírculo de la salud mental[v]. Uno y otro tendrían razón, su razón.

Yendo a la disputa entre ambos, imaginaria por supuesto, habría que apuntar que frente al mito freudiano edípico, kohut propone el mito de Ulises.

Frente al Edipo normal que todos conocemos, Kohut propone un padre, Ulises, que ara haciéndose el loco para no ir a la guerra. Pero que ante su hijo puesto allí para desvelar el engaño, hace un giro y traza un semicírculo para evitar así dañarlo, movimiento este que demuestra su salud mental. A eso llama Kohut el semicírculo de la salud mental, al movimiento que hace un padre para ayudar a vivir a su hijo.

En el Edipo, Freud no lo subraya, pero el padre aparta de su lado al hijo y el hijo cela del padre hasta darle muerte sin saber que es su padre, y el destino se cumple, la violencia transita aquí al interior de la familia; en el Ulises el padre cuida del hijo y el destino edípico queda exorcizado, pero Kohut no cuenta como el semicírculo de la salud acaba con la muerte a manos de padre e hijo de todos los pretendientes de la madre, la muerte aquí sale del circulo familiar, pero muerte al fin, de todos los iguales en lo social.

La muerte, dentro o fuera de la familia, la fantasía de muerte de los celos, persigue en uno o en otro ámbito.

¿Quién tiene razón? Probablemente los dos. En su decir su verdad cada cual tiene la suya. Existe un Edipo normal con celos y existe un Telémaco capaz, gracias a su padre, de no sentirlos, pero, seguramente, al precio de luchar a muerte de otra forma.

¿Cuál sería el mito entonces mas completo? ¿Cual es más acabado? “Estar completo, está acabado[vi], es como ir con el propio cadáver de uno por la vida”[vii] como dijo Adolf Loos, luego mejor si dejamos que cada cual porte su propio cadáver en su verdad y completud.

¿Quién tenia razón? Probablemente los dos. Como dijo Palomino[viii] frente a las Meninas “es verdad, no pintura”. En ambos casos es verdad. En el caso de Freud la verdad del deseo, en el de Kohut la verdad de la ilusión, del ideal, que como casi siempre no acaba bien.

En cualquier caso, hacia dentro de la familia o hacia fuera de ella lo importante sería que como Ricardo, el niño de la viñeta, llamado así por su corazón de león, pudiéramos reconocer nuestros celos, nuestros deseos y no precisar ni de la represión, ni de las pesadillas, ¿sublimación mediante?[ix].

Los psicoanalistas sabemos de esos celos en nuestras instituciones y a veces también nos toca elegir entre los dos males: ¿celos de los nuestros o celos de los otros? ¿De nuestros padres, de nuestros iguales o de nuestros hijos? ¿De los de dentro o de los de afuera? Ya nos gustaría, como dijo Ricardo Piglia[x], ser como el detective privado que trabaja siempre en busca de la verdad por fuera de todas las instituciones, pero eso lo hacemos ya en nuestros consultorios con nuestros pacientes y ahítos de soledad buscamos acercarnos en las instituciones, donde darnos calor sin pincharnos demasiado (como los puercoespines de Freud[xi]).

En definitiva, siguiendo a Freud vía Lacán, el deseo busca su realización, y el reconocimiento y la interpretación son ya una realización en el decir, en ese sentido los celos se realizan en su reconocimiento sin precisar de mas muertes.

Elegimos lo uno y lo otro. Sobreinclusivamente, al modo derridiano[xii]. Ambos críticamente tienen razón, siempre y cuando no se olviden que son alternativas.[xiii]

Y siguiendo a Jessica Benjamín[xiv] y a Ricardo Rodulfo[xv] pensamos que aparte de celos edipianos o kohutianos, los hombres quieren ser reconocidos en su alteridad y tener amigos en los que confiar, y viceversa, reconocer a otros y tener de otros la confianza, aunque también, no ser ni lo uno ni lo otro y “pelearse”. Jugar al juego winnicottiano de “yo soy el rey del castillo”[xvi], sabiendo que, en último extremo, lo que de verdad importa es el no olvidar el “es broma” de Ricardo, “el como si”. El juego[xvii], que permite la construcción imaginaria[xviii] de un espacio potencial[xix].[xx]

 

Muchas gracias[xxi].

 

Pablo J. Juan Maestre.
Miembro del Centro Psicoanalitico de Madrid
pjjuanm@yahoo.es

 

[i] Instrucciones de uso: el presente texto fue escrito para ser leído. Tiene por tanto una estructura que respeta la musicalidad de su modalidad, o lo intenta, una musicalidad que precisa de una dramatización por parte del lector que ponga el cuerpo en juego con sus afectos y modulaciones sonoras, por ello invitamos al lector a leer el texto sin notas y dejar para una lectura posterior las mismas. Pero el lector es libre de seguir este consejo o “pelearse” con él.

[ii] Aun así y como se verá Ricardo hace buena la sentencia de Michel Leiris : “(Tiene) esa capacidad poco común… de transformar en terreno de juego el peor de los desiertos”.

[iii] la agresividad de Ricardo queda bien reflejada en este párrafo del escrito de la nota 13: “El grupo medio (midle group) de terapeutas de niños, aplicando las ideas de Winnicott a la psicoterapia de niños, trabajan desde una posición de recibir las comunicaciones afectivas del niño conteniendo las proyecciones. Enfatizan la idea de sobrevivir a la destrucción del niño, puesto que el niño en su agresión busca límites y, a su vez, descubrir el mundo externo. Sobrevivir a la destrucción, para Winnicott, se refería a la necesidad del niño/a de que la madre sobreviva a su destructividad” (Winnicott, 1947). De “El odio en la contratransferencia” en Pediatría y psicoanálisis. Editorial Laia 1.981. A esta nota pertinente habría que añadir la necesidad de que el sobrevivir a la destrucción fuera también un factor que atañe al padre edípico, que ante lo envites del hijo debe ser capaz de sobrevivir a su destructividad…sin ser vengativo (retahilativo).

[iv] Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad. (1.922{1.921}) S. Freud. Amorrortu editores. Volumen XVIII.

[v] “Introspección, empatia y el semicírculo de la salud mental” de Heinz Kohut. En Los dos análisis del Sr. Z. Herder. 2.002.

[vi] Surgió en esta palabra un error al escribirla que anulado posteriormente quiero dejar aquí trascrito dada la muestra que es de la fuerza de lo inconsciente. La palabra se transformó en “acabador” y la frase decía entonces: “estar completo, estar acabador es como ir con el propio cadáver de uno por la vida”…estar acabador es como estar acabado entonces, no permitir la diferencia, la pelea, la diversidad, poner el punto y final es como darse punto y final…

[vii] Adolf Loos en “Ornamento y crimen” citado por Hal foster en “Diseño y deliro”. Akal editores. 2.004.

[viii] Mencionado por Ivan de Zulueta en “Velásquez: es verdad, no pintura” editado por Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. 2.004.

[ix] Dado que el Edipo nunca es de resolución completa y los restos del “naufragio” salen a la superficie cuando menos se lo espera, será conveniente aprender a vivir con ellos; y en ese sentido, reconocer, metabolizar y sublimar son salidas necesarias, dado que la castración y la identificación (resoluciones de los celos edípicos y fraternos como Rómulo nos recuerda en una ponencia de esta mesa) no son ni del todo, ni por siempre, asumidas.

[x] En “Literatura y psicoanálisis” Ricardo Piglia. Revista Zona Erogena número 66.

[xi] Freud toma la parábola de Schopenhauer: «Un helado día de invierno, los miembros de la sociedad de puercoespines se apretujaron para prestarse calor y no morir de frío. Pero pronto sintieron las púas de los otros, y debieron tomar distancias. Cuando la necesidad de calentarse los hizo volver a arrimarse, se repitió aquel segundo mal, y así se vieron llevados y traídos entre ambas desgracias, hasta que encontraron un distanciamiento moderado que les permitía pasarlo lo mejor posible». Citado por Freud en “Psicología de la masas y análisis del yo”.

[xii] Remito al lector al esplendido trabajo de Ricardo Rodolfo llamado: “La neurosis y las formaciones de lo transicional: el modelo freudiano del síntoma y la necesidad de su revisión en el campo de la niñez y la adolescencia” del libro La problemática del síntoma en Psicología profunda nº 212. de Paidos. Texto que reverbera con lo aquí dicho por todas partes.

[xiii] “Elegimos una imparable predilección por las alternativas, núcleo de una conciencia crítica” al decir de Edward Said.

[xiv] “Los lazos de amor” Jessica Benjamín. Psicología profunda.

[xv] “El psicoanálisis de nuevo” Ricardo Rodolfo. Eudeba 2.00

[xvi] El juego de “soy el rey del castillo” dice Winnicott que es viejísimo y que Horacio en el 20 antes de cristo ya lo dejó escrito en latín: rex erit qui recte faciet; qui non faciet, non erit.. Dejo al lector el placer de acudir a texto original de winnicott en el que se encuentra descrito en el apartado “muerte y asesinato en el proceso adolescente” en “Conceptos contemporáneos sobre el desarrollo adolescente y las inferencias que de ello se desprenden en lo que respecta a la educación superior” Capitulo 11 de “Realidad y juego” D. W. Winnicott. Pagina 186 y 187. Geisha 1.979.

[xvii] Nota aquí para unir el pensamiento de dos autores, Winnicott que nos habló siempre de la importancia del “juego” y Castoriadis que nos advirtió siempre de la importancia para el hombre de haberse enseñado a sí mismo la lengua y el pensamiento, pasiones que instituyen las ciudades ya que es en, y entre, las ciudades que se desarrollan los “juegos” olímpicos, muestra de la lucha, de la confrontación, de la disputa, elevada a la categoría (sublimado?) de realización personal, arte y progreso. Por no hablar de los juegos florales en los que las armas son las palabras, la melodía y armonía del sentido. Estoy citando libremente palabras del texto de Castoriadis: Antropogenia en Esquilo y autocreación del hombre en Sófocles. Del libro: Figuras de lo pensable. De C.Castoriadis editado por Fronesis .Catedra.universidad de Valencia.

[xviii] En el sentido de Cornelius Castoriadis: “Digamos que la imaginación es una “función” de este alma (e incluso del “cerebro”, aquí no molesta). ¿En qué consiste esa“función”? Entre otras cosas, como hemos visto, en t
ransformar las“masas y energías”
en cualidades (de manera más general en hacer surgir un flujo de representaciones, y -en el seno de éste- ligar rupturas, discontinuidades), en saltar del gallo al burro y de mediodía a las dos de la tarde. “En “El imaginario social instituyente” Revista zona erógena número 35.

[xix] En el sentido del espacio transicional de Winnicott. “El terapeuta, como una madre suficientemente buena (Winnicott, 1962) permite una regresión benigna a la dependencia y que el niño explore sus angustias. Winnicott no aislaba un campo de la experiencia, sino que exploraba su intersección. En este espacio de intersección es donde nacen la creatividad, la imaginación y la experiencia cultural. La fantasía no es un escape de las exigencias de la vida. Aunque un maternaje suficientemente bueno permite al bebé moverse de la ilusión de omnipotencia a la realidad objetiva en pequeñas dosis. Winnicott (1945) recalcó que una vida significativa depende de la capacidad de sostener la experiencia de ilusión, porque esto es lo que enriquece la fantasía e inyecta significado en el mundo externo: “La fantasía es más primordial que la realidad”.

[xx] Una vez acabado este pequeño escrito me topo “casualmente” con un articulo que me deja perplejo por las “coincidencias”, salvando las distancias, con el mió. Se trata de “La creación conjunta de la fantasía y la transformación de la estructura psíquica” de Christopher Bonovitz en el número 15 de la revista electrónica “Aperturas psicoanalíticas” de Marzo de 2.005. Comienzo su lectura, me detengo y escribo esta nota antes de seguirla. Pero de lo leído hasta ahora he de reconocer que yo no lo pudiera haber dicho mejor, pero me conmueve el haber intentado decir lo mismo a tantos kilómetros de distancia, y de forman tan diversa. Al acabar su lectura copio aquí su final tan parecido al mió.”:“Los niños, más que los adultos, tienen el don de la fantasía y el juego; utilizando este don, el niño tiene la oportunidad de desenmarañar, revitalizar y volver a tejer las realidades psíquicas. Es la creación conjunta y la transformación de la fantasía mediante el juego en el campo relacional lo que permite que las múltiples realidades coexistan en un mundo imaginado lleno de potencial creativo”. Solamente diferiría en eso de que solo los niños tienen ese don en más, y además ¿es un don?

[xxi] Si el lector eligió la primera opción de la nota 1 habrá llegado aquí en segunda lectura y espero que seguir mi consejo le haya procurado el mismo placer que tuve yo al leérselo a mis colegas; si por el contrario llegó aquí en primera lectura porque decidió usted “pelearse” sea bienvenido, el mundo se hace mas grande cuando mas diverso.