Análisis Intersubjetivo de la transferencia

por | Revista del CPM número 11

Discusión de: “Motivación e Inconsciente” de Owen Renik

Por Dr. Juan José Bustamante R .*

El trabajo del. Dr. Renik resalta que el análisis clínico es una interacción. La importancia además de la teoría relacional en la evolución y desarrollo de la teoría y la técnica del psicoanálisis contemporáneo. Freud habla de la ansiedad y la depresión como defensas y Renik lo va siguiendo en su singular manera de explicar y tratar el síntoma, lo distingue con claridad, describe didácticamente las diferencias clínicas fundamentales de la sintomatología ansiosa y/o depresiva, para comprender dinámicamente las fuerzas que operan detrás. El material clínico que nos presenta con admirable capacidad de síntesis, pero sin dejar de mostrar la secuencia de los eventos que caracterizan un análisis clínico exitoso, demuestra el proceso dialéctico del psicoanálisis relacionado a los procesos motivacionales, en dos casos de personas jóvenes: una mujer y un hombre con problemáticas y sintomatología distintas.

Los caminos y las decisiones que en el proceso de análisis fueron tomadas por ambos participantes parecen haber sido producto de la interpretación de la transferencia en el aquí y el ahora del vínculo terapéutico. Se observa una aproximación intersubjetiva contemporánea en la manera de analizar y tratar la transferencia. No se trata para el analista de confrontar ni satisfacer la demanda relacional del paciente, sino de comprender la relación terapéutica intersubjetiva que es de ida y vuelta en la que los ajustes se van haciendo en el aquí y el ahora de acuerdo a la relación entre el analizado y el analista, según cómo el analizado se va relacionando con el analista, es decir cómo se establece el vínculo entre ellos. En ambas viñetas pensadas como escenarios, los escuchas y lectores se sienten despiertos y motivados por la experiencia transmitida, especialmente los clínicos. Espero producir algunas aportaciones más adelante, al descubrir algunas otras aristas, hipotetizar y trabajar con este material clínico. Ese será el objetivo de mi trabajo en las siguientes páginas.

Comentarios sobre las viñetas

Phyllis.- El significado del mundo interpersonal no hablado.

En el primer caso nos encontramos con una mujer que había sido de alguna manera sujeto de un cierto nivel de abuso sexual y malos tratos por el hermano mayor (abuso doméstico), disfrazado de juegos excitantes, prohibidos, incestuosos, dando por resultado un trauma y construyéndose la representación interna de un modelo de relación basado en el sufrimiento, el miedo y la excitación, con una duración de varios años, durante la infancia y posteriormente en la adolescencia. La repetición de este tipo de vínculo con su hermano, sin saberlo conscientemente, la conduciría constantemente a la separación. Se odiaba a sí misma por ello y se sentía incapaz de evitarlo.

Existen planteamientos sobre la noción del trauma por abuso sexual que quisiera considerar aquí. Para hablar de abuso se ha dicho que se trata de una interacción de dominio y poder entre un adulto ó persona más fuerte, sobre otra con menos poder pudiendo ser o no traumática. El trauma depende de la severidad y la duración del abuso [1] . La sintomatología perturbadora manifestada como desrealización y despersonalización nos hacen recordar al revisar la teoría de las relaciones objetales, que los estados disociados de la mente y esto se refiere a distintas maneras en que la ansiedad se manifiesta en el psiquismo, son resultado de experiencias traumáticas que provocan confusión y amnesia. Igual de poderoso es el deseo de negar atrocidades como la convicción de que la negación no funciona [2] . El conflicto entre la voluntad o la necesidad de negar y la convicción de proclamar en voz alta (también muchas veces inconsciente) es la dialéctica central del trauma psicológico. Sin embargo, demasiado frecuentemente el secreto prevalece, y la historia del evento traumático sale a la superficie no a través de una narrativa verbal pero si como síntoma [3] . La descripción del tratamiento de Phyllis resulta en este sentido clara; se trata de un caso de trauma y de un proceso breve con efectos terapéuticos positivos rápidos, sorprendentes y observables tanto en la mejoría y desaparición de los síntomas que fueron los que la condujeron a la búsqueda de ayuda profesional como en los conflictos más tempranos relacionados con su intimidad con hombres (necesidad de acercarse sin ser rechazada ni abusada). El proceso terapéutico se va dando de manera natural, por decirlo así. El terapeuta escucha atentamente, reconoce y acepta la dificultad inicial de Phyllis para conectar los síntomas con lo reprimido, síntomas sobre los que necesitaba ganar control. Después la estimula en la asociación libre, en un ambiente de seguridad y respeto.

La transferencia se fue configurando de manera positiva, sustentada en la presencia, constancia y permanencia del analista, así como en la sensación de sentirse realmente escuchada, mirada y reconocida por él, lo que no sintió con la madre ni con el padre, tampoco con el hermano ó las parejas seleccionadas. Recordar y contar la verdad acerca de eventos terribles son prerrequisitos para la restauración de nuevas relaciones en el orden de lo social y lo afectivo, así como para la recuperación personal. La posibilidad de la paciente para hablar de su vergüenza, además de la riqueza asociativa de su mente, le permitieron el acceso a niveles más inconscientes de comprensión de sus dificultades en las relaciones con los hombres y al mismo tiempo la alternativa de vínculos amorosos productivos.

Como describe el Dr. Renik, la paciente había sido víctima y perpetradora, se había vivido también como partícipe de esta relación, y ahora se manifestaba de manera fragmentada ó disociada. Síntomas y emociones, vividos y sufridos por separado, desconectados. Phyllis antes del tratamiento: sin la oportunidad de hablar con alguien de lo ocurrido para que síntomas y emociones se pudieran tocar en algún punto y dejar de prevalecer disociados. Uno de los aspectos que llaman la atención es el de que Phyllis y su hermano se relacionaban incestuosamente poniendo en juego el deseo de la madre, por supuesto, desde miradas distintas: Phyllis necesitaba al hermano, como figura ideal por ser amado por la madre, para proferirse desde ahí tal vez, el amor de la madre y al menos su aceptación y reconocimiento. Puede entenderse como una manera de “ganarse un lugar en su vida”. El hermano desde una situación de superioridad y dominio, condicionaba su cercanía (este lugar en la vida de la madre) imponiéndole un ritual (mundo externo) en el que el goce estaba vinculado con el temor. Lo que produjo las imágenes bidimensionales en blanco y negro (antes de la menarca) y que funcionaban como defensa emergiendo los síntomas. Existía complacencia por parte de esta madre en la adoración por el hermano y por colocar a Phyllis por debajo y sometida a la primacía del hijo mayor.

Las imágenes bidime
nsionales en blanco (goce) y negro (temor) simbolizan estas emociones y sufrieron una modificación con la pubertad: el color rojo (después de la menarca) y que parece estar simbolizando el despertar del deseo sexual y la posibilidad secreta de embarazo; un hijo de ella y su hermano por esos contactos entre ellos.

Es posible que la paciente haya desarrollado un vínculo pasional por su hermano que le produjo la grave dificultad para las relaciones amorosas. Al hablar de pasiones podemos pensar que lo que la paciente siente hacia la madre es un profundo coraje reprimido y que la motivación de venganza ha sido el componente fundamental de sus relaciones en general. De esta manera, no solamente se trata de una venganza en el momento del coito en donde Phyllis puede “vaciar “a los hombres de su poder sexual, sino de la posibilidad de posesionarse del objeto amoroso de la madre. Podríamos decir que la relación incestuosa había sido hasta antes del análisis, una venganza secreta hacia la madre al poseer y vaciar de su fuerza a su objeto-hijo de su predilección- cualquier hombre para dañarla destrozando sus relaciones de pareja, es decir dañándose a sí misma. No hay duda de la evolución favorable que siguió esta paciente en función de la relación transferencial. Se trató de una transferencia positiva, paterna y que en el curso de la misma se cristaliza en amorosa. Es durante ese proceso intersubjetivo que Phyllis puede ir profundizando en el conocimiento de la problemática de sus relaciones románticas y a la vez vinculándose balanceadamente. Si bien es cierto que la motivación que condujo a Phyllis a tratamiento era ganar control sobre sus síntomas y esto se había logrado, la relación con el analista favoreció la experiencia de aprender otra manera de relacionarse. La paciente ejerce su derecho a decidir el término de su tratamiento y el Dr. Renick a reconocer su recuperación y aceptar su partida. Por otro lado se puede plantear que es en este momento en el que se iniciaría otro momento en el proceso psicoanalítico.

Todd.- De la impotencia pasiva a la fecundidad

Se trata de un joven exitoso arquitecto con un carácter sumiso, rasgo que se vuelve dominante tras haber logrado una posición en que debía ejercer su autonomía y por decirlo de alguna manera, ser una autoridad. Es cuando solicita ayuda por problemas en el trabajo originados de manera casi automática al necesitar poner en juego capacidades como el hacerse responsable de ideas y proyectos, situación que desbordó su ansiedad. El ascenso implica dejar de recibir indicaciones, de estar al servicio de otros; es entonces que sufre de incapacidad para concentrarse, para generar ideas por lo que su carrera se ve gravemente amenazada por estos impedimentos.

Es evidente que la problemática de Todd en la viñeta, se ha concentrado fundamentalmente en los sentimientos de culpa en relación a su hermano, menos dotado que él, con excepción del deporte y en las actitudes del autosabotaje interno. Hay que considerar que este nivel de “subfuncionamiento”, tratándose de un hombre muy capaz puede verse como una forma de protesta inconsciente en contra de una madre a la que no se le quiere satisfacer en sus pretensiones narcisistas e injustas para el hermano. Lo que Todd parece estar evitando a toda costa es seguir ligado a la madre alrededor del éxito, a cumplir las expectativas especulares maternas. Además del temor expresado por Todd y retomado por su analista del daño a su hermano. Este sufrimiento consciente lo mantiene en un perfil de funcionamiento bajo.

Los sueños descritos nos ofrecen material para trabajar a manera de taller. Ambos muy significativos, el primero por ser el primer sueño de análisis y el segundo, soñado con recursos muy ricos y creativos, en el cual encontramos movilidad. Este segundo sueño se trata de un sueño de transición ó de gestación (el soñante se sueña embarazado) con elementos esperanzadores, y que se presenta consecuentemente después de una intervención del analista, en relación a la transferencia y posterior a un período de impasse (estancamiento).

El primer sueño de análisis se sitúa en una ciudad extraña, desconocida, lejos de su ciudad natal, en un ambiente de libertad (que puede representar simbólicamente el mundo nuevo del espacio terapéutico). Su fascinación y atención son capturadas por los atributos de una mujer. Los atributos de belleza extrema, inteligencia y sensualidad lo hacen ir hacia ella, para lo cual tiene que cruzar una calle de la que desconoce el sentido. Si cruza él podría salir dañado. Al mismo tiempo, estos mismos atributos lo mantienen a distancia. No es él quién por su propio deseo se dirige hacia ella, sino es la inercia. Es allí donde se siente confundido, angustiado, como un hombre funcionando por debajo de su perfil. La figura femenina puede representar a su madre, se trata de un personaje ideal, con estereotipos de perfección a la manera de la cultura occidental. El sueño nos muestra que frente a una figura como ella se percibe como un hombre débil, infantil, dependiente, incapaz, se siente inseguro y temeroso, se encuentra desconfiando pero sobre todo paralizado, duda de su masculinidad.

En esta misma dirección de la relación con la mujer-madre, no hay contacto físico o sexual, tampoco contacto afectivo, los atributos que observa de lejos lo impresionan. No conoce ese lenguaje, se queda sin palabras, de tal manera que la espontaneidad, la expresión de pensamientos y sentimientos que prácticamente dejan de funcionar. En este sueño Todd esta planteando una doble condición: que es un hombre fijado a ella y al mismo tiempo como objeto de deseo es inaccesible, un amor prohibido.

A propósito de la relación con la figura del hombre y también en relación hacia su propia masculinidad, su aprendizaje ha sido de dos maneras, percibe al hombre como rival en donde él es el varón-protagonista de la madre ó con dudas sobre la identidad sexual. El hombre del sueño es atractivo, interesante y conoce el camino de regreso, resulta una figura más segura y lo percibe dispuesto a ayudar (figura que puede representar seguramente al analista, o tal vez al padre lo que desconocemos) pero Todd duda, hay algo equivocado, ese hombre gusta de la mujer o es homosexual porque está interesado en él. Esa figura de hombre aunque es capaz de autoafirmarse tiene más experiencia de la vida, y conocimientos prácticos, es generoso y amigable, le produce conflicto. Podemos afirmar que Todd tiene un falso self al considerarse un triunfador en el pequeño universo que la madre hubo creado para los dos y que ya no le funciona. Todd ha dejado de desarrollarse.

Todd busca el tratamiento debido a la ansiedad que surge por un conflicto inesperado entre las necesidades de los mundos interno y externo. Súbitamente la realidad externa le exige un sobreesfuerzo en el que tendría que ser solo él, con sus recursos propios, el personaje principal. La sobre identificación con la madre que seductoramente le resaltaba los mutuos intereses compartidos y lo colocaba en una situación de preferencia y supremacía frente al padre y al hermano. Así, su mundo interno está plasmado en el primer sueño de análisis, no puede satisfacer sus necesidades que provienen de la realidad exterior que pone en juego una masculinidad seducida y sometida a las necesidades maternas. Resulta entonces que cuando Todd se encuentra lejos del territori
o materno y requiere activar sus características masculinas presenta estados mentales de cierta confusión y ansiedad, no sabe quién es hasta ese momento, la secuencia de los eventos en el análisis de la transferencia había dejado claro que el paciente se relacionaba con su analista de manera un tanto subordinada, pasiva, mostrándose en extremo complaciente con las intervenciones de éste. Se da una especie de parálisis en el análisis. Es a propósito de una intervención que señala precisamente lo anterior, interpretando la complacencia en términos de la relación transferencial en el aquí y el ahora, y relacionada por supuesto con la historia de relación complaciente con el hermano, que surge el segundo sueño.

La interpretación acerca de la dificultad para dirigir su vida y de que esperaba la directriz del terapeuta produjo el sueño que simboliza una gestación en sí mismo y un nacimiento, el suyo propio, de un hombre en desarrollo. La interrelación entre él, un joven que parece paralizado y el analista-hombre con su masculinidad, en un proceso que simboliza una nueva y creativa forma de maternaje que fecunda, surge en su psiquismo, desde lo más creativo de su inconsciente. No sin la extrañeza de:¿Por donde parir al bebé?

No esta familiarizado con esta experiencia. Persisten tal vez temores primitivos en cuanto a la sexualidad y la procreación, sin embargo, la respuesta a esa pregunta puede ser que el nuevo ser tiene que nacer a través de la palabra, la idea y la acción, es decir, del cambio. Huésped y anfitrión de su masculinidad.

* Dr. Juan José Bustamante R.

Miembro del Seminario de Sociopsicoanálisis A.C.
Profesor titular de Psicología Médica Clínica, Facultad de Medicina, UNAM
Jefe del Servicio de Salud Mental del Hospital General de México


[1] Scharff, y Scharff.

[2] Herman, Judith, M.D.; Trauma and Recovery. The aftermath of violence-from domestic abuse to political terror,ic Books, New York, 1997.

[3] Ibid, pág. 1.