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Dr- José Luis Lledó Sandoval *
A partir del fallecimiento del Dr. Gállego hemos tratado desde el Centro Psicoanalítico de Madrid de que su memoria permaneciese entre nosotros y esta ponencia, junto a la publicación de una edición muy cuidada de un libro que contiene una selección de los que nos han parecido sus mejores artículos, es la forma en que hemos tratado de culminar nuestro homenaje al maestro, compañero y amigo, para que no quede en el olvido, ni su vida, ni su obra. Junto al merecido homenaje al Dr. Gállego también pretendemos con esta ponencia un no menos merecido homenaje a la aportación que todo ese movimiento crítico conocido como psicoanálisis heterodoxo ha representado para la psicología, la psiquiatría y la salud mental en España. Nos negamos a que se le dedique sólo un párrafo in memorian, como presagiaba y temía el Dr. Molina Núñez, y vamos a tratar hoy de reivindicar su positiva influencia en la atención a los enfermos mentales.
Como la ponencia está coordinada por dos de nosotros, nos hemos dividido el trabajo y el placer de su presentación, de tal manera que yo me encargaré de presentar, de una manera más bien formal, los primeros veinte años de la historia del Centro Psicoanalítico de Madrid, mientras que Ana Gutiérrez presentará los aspectos más bien emocionales del proceso e incidirá en los últimos veinte años de nuestra historia, aunque esta división no será taxativa y me temo que al final terminaremos superponiendo datos, fechas, informaciones, fotos y tonos.
[2] El ya muy próximo año 2012 nos traerá el cincuenta aniversario de la fundación de la Clínica de Psicoterapia “Peña Retama” que estuvo situada en la localidad de Hoyo de Manzanares en plena sierra madrileña. Su creación, en el año 1962, fue concebida para que funcionase como una Comunidad Terapéutica y era la primera clínica psiquiátrica que se instauró en España para que se desarrollase bajo esa modalidad de comunidad terapéutica. También se creó por esa misma época el Instituto de Psicoterapia, que primitivamente estuvo ubicado en la calle Gaztambide, en el número 59, y posteriormente fue trasladado a la calle de Serrano Jover número 6, funcionando en ambos lugares como un centro de atención ambulatoria. Tanto la Cínica como el Instituto se fundaron alrededor de la figura del Dr. Jerónimo Molina Núñez que contó con la inestimable ayuda y el entusiasmo de unos jóvenes doctores entre los que figuraron Esteban Acosta Lorenzo, Antonio Campoy Guerrero, Antonio de la Nuez de la Torre, Alejandro Gállego Meré, José María Márquez Balín y el cubano Oscar Sagredo Acebal todos ellos socios fundadores.
[3] Cuatro años más tarde, en el año 1966, con la principal finalidad de organizar y aglutinar a los profesionales que se iban formando en la institución de Peña Retama y también a los psiquiatras que estaban interesados en la Psiquiatría Dinámica, se planteó la creación de una asociación a la que se llamó Asociación Española de Psicoterapia Analítica, cuya principal finalidad era la de promover la enseñanza e investigación de la psicoterapia psicoanalítica sobre una base científica y clínica. Tenía esa Asociación también la intención de ocupar el vacío existente entre las dos posiciones extremas de acercamiento al enfermo mental, que estaban representadas de una parte por la Psiquiatría Académica, con aplastante predominio biologicista, y de otra por el Psicoanálisis Ortodoxo, con aplastante predominio freudiano. En la primera Junta Directiva de la Asociación, además de los miembros fundadores anteriormente citados, figuraba el Dr. Juan José Manzano Garrido como vocal y la Dra. C. del Moral como tesorera. En Enero de 1967 se inicia la publicación de una revista, la Revista Española de Psicoterapia Analítica, que será el Boletín Oficial de la Asociación, pretendiéndose con dicha publicación interesar y estimular al conjunto de los psiquiatras españoles para un conocimiento y estudio más profundo y sistemático de la Psiquiatría Dinámica y de las técnicas de psicoterapia. [4] En la Monografía conmemorativa de la fundación de la Asociación Española de Psicoterapia Analítica, publicada en 1966, el Dr. Molina publica un artículo titulado “La Asociación en la psiquiatría española” en el que trata de estudiar las relaciones entre la recién nacida Asociación y la psiquiatría que llama oficial, acusando de forma muy vehemente a la psiquiatría oficial de excluir a los psiquiatras más relevantes como Llopis, Salas, Nieto, Valenciano, Borreguero, Rey Ardid, Solís, etc. y especialmente al Dr. Sacristán, que había sido su maestro. Dice: “La psiquiatría oficial – todos los psiquiatras nos entendemos con ese término – no admite competencias; si alguien sale, se le aísla como en los ejemplos antes citados”. Dice también: “En la psiquiatría oficial no se estudia bien al enfermo, no se enseña lo que debe enseñarse, se ignora la psicoterapia ante el enfermo, etc ..; aunque se da la impresión al exterior de que todo se hace, los métodos terapéuticos de aplacar los síntomas, no dejan paso a una buena observación clínica, ni a otras terapéuticas menos espectaculares, pero de mayor exigencia para el psiquiatra y también de mejores éxitos”. [5] Y más adelante: “La sociedad pide que el psiquiatra se acerque a ella, le llama como técnico ante los problemas individuales, de familia o sociales… A estas llamadas el psiquiatra responde con la misma fórmula: pastillas o inyectables. El psiquiatra no está a la altura de las circunstancias y vive en deuda con la sociedad, aparte de con sus específicos clientes”. Se queja también del rechazo sufrido por el grupo que representa la Asociación y termina el artículo con el siguiente párrafo: “Nuestro grupo, consciente de esta necesidad y responsabilidad, trata de abrirse paso en beneficio de todos, pero la realidad demuestra que sólo podemos aspirar a que mañana se nos dedique un párrafo in memoriam”.
Es incuestionable la importantísima participación de Dr. Molina Núñez en esos orígenes del movimiento psicoanalítico no ortodoxo en España, que la doctora Carmen Llor nos va a explicar más ampliamente en su presentación. No obstante y desde este foro tengo interés en ofrecer al Dr. Molina nuestro reconocimiento por su contribución a ese movimiento psicoanalítico. También reconozco la razón que le asistía en las protestas que realizó en los años sesenta, y que incluso – al menos en parte – podríamos suscribir a día de hoy, de las cuales lo recogido anteriormente es un buen ejemplo; pero creo – además – que si bien le asistía la razón en los contenidos de algunas de sus protestas, también es muy cierto que la forma en que solía manifestarlas podía invitar más a acentuar las diferencias que denunciaba, que a acortar las distancias entre las mismas, lo cual debemos su
poner que era su intención.
[6] Nos cuenta el historiador romano Verrio Flaco, que Sexto Pompeyo Festo en el curso de una cena con discípulos suyos, tomando un trozo de amygdalomelia, que es algo parecido a nuestro turrón actual, les dijo: las palabras han de ser como esta golosina, han de llevar el alimento de la idea y la dulzura de la expresión. A mi juicio el Dr. Molina cumplía en ocasiones con el primer requisito, pero en otras muchas se mostraba bastante alejado del segundo. El Dr. Gállego, sin embargo, cumplía – a mi entender – holgadamente con ambos y eso le permitió un manejo muy diferente de las situaciones. Esa pudo ser una de las razones, sin entrar a fondo en la cuestión, por las que Alejandro Gállego con un talante muy diferente al de Molina y con más capacidad para establecer puentes, decidió separarse del núcleo original. Otra, que apunta la Dra. Llor, el ciclo de conferencias sobre la psicopatología de la libertad pronunciado por el Dr. Gállego en Peña Retama en el que, entre otras muchas cosas resaltaba la importancia de la libertad externa como condición necesaria, aunque no suficiente, para el difícil logro de la libertad interna y relacionaba la falta de ambas con la idolatría y el sometimiento. Decía textualmente en su primera conferencia, contraponiendo el concepto de resentimiento al de rebeldía: El resentimiento está definido por Scheler como una autointoxicación, la secreción nefasta, en vaso cerrado, de una impotencia prolongada. La pasividad impotente, y la envidia, son las fuentes básicas del resentimiento, que está siempre motivado por el deseo de coger y de robar aquello que le falta; de querer ser aquello que no es, y no tiene esperanza de ser. En la verdadera rebeldía, no hay propiamente envidia, sino el deseo de conseguir que se reconozca algo que el sujeto tiene, y que ya ha sido reconocido por él mismo como algo valioso. En la rebeldía hay un deseo de dar, no de robar. Hay una vitalidad fuerte y creativa, que trata de transmitir a los otros su propia riqueza humana, y a la par, reconocer la de ellos mismos. El resentido es siempre, sobre todo un resentido contra sí mismo; el rebelde está en paz consigo mismo.
Al poco tiempo de terminar ese ciclo de siete conferencias sobre la psicopatología de la libertad, de ese primitivo Instituto-Clínica de Psicoterapia “Peña Retama” se separa una parte del grupo de profesionales que se estaban formando en esa Institución, encabezados por uno de los miembros fundadores de la misma, el Dr. Gállego Meré. Era el año 1971 cuando, con el Dr. Gállego Meré al frente, se constituye el Instituto Psicoanalítico de Madrid, que fija su sede en la calle de Mejía Lequerica número 18. Se plantea funcionar como una institución en la que se atienden pacientes susceptibles de ser tratados por medio de la técnica psicoanalítica y terapias derivadas de la misma, pero también nace con vocación de impartir formación. Bartolomé Freire, presente hoy entre nosotros, junto a Pepa García Callado, José Luis Lobo, Carlos Sanz-Ramos, Enrique Herrero y yo mismo, constituimos el primer grupo que se formó en el recién inaugurado Instituto en 1971. Después fueron llegando los Dres. Aguillaume, Fernández del Moral, Soriano, González Torres, y más recientemente Reyes Gª Miura, Pilar Revuelta, Jorge Pernia y Juan Rodado, que en unión de otros didactas que no se formaron en el C.P.M. son los encargados actualmente de impartir la formación.
En 1975 se produce una escisión dentro del Instituto Psicoanalítico de Madrid, quedando en uno de los grupos algunos titulados y la mayoría de los miembros que no son psiquiatras o psicólogos, mientras que el otro grupo se constituye exclusivamente con psiquiatras y psicólogos. Este último grupo, que es liderado por el Dr. Gállego Meré, funda el Centro Psicoanalítico de Madrid que, desde entonces y hasta el día de hoy continua teniendo su sede en Mejía Lequerica 18, la primitiva sede del antiguo Instituto. El otro grupo escindido forma el Centro de Estudios y Aplicación del Psicoanálisis que se instala en la calle Ortega y Gasset.
El Centro Psicoanalítico de Madrid (C.P.M.) se concibe en el momento de su fundación, por una parte como un centro asistencial, una consulta ambulatoria, para atender pacientes con trastornos mentales por medio de la técnica psicoanalítica, o bien psicoterapias basadas en el psicoanálisis; por otra como lugar para la formación en dichas técnicas, que estaría orientada a profesionales médicos o psicólogos, y comienza a organizar grupos de formación. A partir de su incorporación, en el año 1980, a la International Federation of Psychoanalitics Societies (I.F.P.S.), incluye en sus programas de formación los requerimientos de dicha Federación, en cuya Asamblea fuimos Alejandro y yo sus primeros representantes, para más adelante coger el testigo Rómulo y Miguel Ángel, testigo que mantienen actualmente, ocupando puestos de responsabilidad.
[7] Entre los años 1981 y 1984 el C.P.M. se encargó de organizar e impartir diferentes cursos en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, tanto en su sede de Santander, como en la de Madrid, acerca de Introducción al psicoanálisis, Primeras entrevistas, Análisis de sueños, y monográficos sobre Erich Fromm, Karen Horney y Sandor Ferenzci, con asistencia o participación de discípulos directos de estos autores (Silva García, Margit Norell, Edward Tauber, Bernard Landis, Marianne Horney, Edward Clemens, Mario Rendón, etc). [8] En dichos cursos Alejandro actuaba en calidad de profesor encargado de cursos y yo mismo fui secretario de la mayor parte de ellos. Una tarde del día 17 de marzo de 1980 estábamos reunidos Alejandro y yo para organizar un curso en Santander sobre Erich Fromm y redactábamos una carta en la que, en nombre del Rector Magnífico de la Universidad Menéndez Pelayo, invitábamos formalmente al doctor Fromm para que asistiese y participase en el homenaje que esta Universidad rendía a su vida y a su obra; quiso la casualidad que ese mismo día falleciera en Locarno, a los ochenta años, el profesor Erich Fromm. [9] No pudo presidir, por tanto, y ni siquiera asistir al Simposio que ideamos como colofón de un curso sobre enseñanza del psicoanálisis, que habíamos impartido en la sede que tenía la Universidad Menéndez Pelayo en Madrid, entre el 13 de octubre de 1980 y el 22 de junio de 1981, y que estábamos organizando con tanto entusiasmo Alejandro y yo mismo. Nos quedó, sin embargo, el consuelo de que se le concedió, por unanimidad y a título póstumo, la medalla de oro de dicha Universidad, que le fue entregada por el Dr. Silva García a su mujer Annis Fromm.
[10] En el año 1984 el C.P.M. organizó en Madrid la V Conferencia Científica de la International Federation of Psychoanalitics Societies (I.F.P.S.) y a partir del año 1987 inicia la organización de reuniones o congresos de ámbito nacional con una periodicidad anual, para el intercambio científico entre sus miembros, de los que les va a dar cumplido detalle Ana Gutierrez y sobre lo que luego se extenderá el Dr. Raimundo Muñoz.
El año 1992 culminan las gestiones y los tanteos que v
eníamos haciendo desde hacía algún tiempo para formar una especie de Federación que acogiese a las diversas asociaciones de psicoterapeutas de España. Alejandro y yo mismo fuimos los representantes del CPM en todas esas reuniones fundadoras de las que surgió la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas (F.E.A.P.) para acoger a las distintas tendencias y orientaciones psicoterapéuticas, pero garantizando siempre unos mínimos de formación en sus miembros, fuese cual fuese la tendencia. Así que formamos parte de dicha Federación desde su fundación hasta la actualidad, en los casi veinte años de vida que va a cumplir el próximo año.
Sólo quiero señalarles, finalmente, que el Centro Psicoanalítico de Madrid a pesar de su denominación es una Asociación Científica cuyo ámbito abarca a todo el territorio español estando sus miembros repartidos por toda la geografía nacional, como luego veremos en la exposición del Dr. Muñoz. Es una Asociación Científica, que carece de carácter mercantil o lucrativo, con una orientación psicoanalítica y una postura abierta a todas las tendencias psicoanalíticas, pero sin adscribirse en sentido estricto a ninguna escuela o ideología determinada. Nada más, les dejo con Ana Gutierrez que les va a informar de los aspectos más emocionales de Peña Retama – que vivió en primera persona – y va a completar el breve esbozo que sobre la historia del Centro Psicoanalítico de Madrid nos hemos propuesto los encargados de la ponencia.
*Miembro Didacta del Centro psicoanalítico de Madrid