El método psicoanalítico y la demanda empírica

Revista del CPM número 2

Por Rómulo Aguillaume

VI Congreso Nacional de Psiquiatría

 

“El método psicoanalítico y la demanda empírica”

Rómulo Aguillaume

Como todos ustedes saben las relaciones entre el conocimiento científico y el psicoanálisis nunca fueron claras. Quiero decir que desde el principio, en vida de Freud, el Psicoanálisis consiguió mantener perplejos a los epistemólogos que en ningún momento consiguieron arrojar definitivamente al Psicoanálisis de los saberes que presentaba, y en cualquier caso, siguieron y siguen ocupándose de una disciplina que, de estar acabada, como imprudentemente piensan algunos, no sería objeto de atención. Pero evidentemente el psicoanálisis, como tendremos ocasión de señalar, no presenta ya un discurso que interese, no ya al campo de la medicina, sino ni siquiera, al de la cultura o, a las llamadas ciencias sociales. Esto no es una impresión, sino una constatación empírica publicada por P. Fonagy en 1996: en el Social Science Citation Index (1 ) el número de artículos citados de las dos revistas más importantes en inglés de psicoanálisis es prácticamente insignificante y progresivamente decreciente. Así pues, conviene saber cual es la situación en que nos encontramos desde hace tiempo pues no es indiferente a la polémica actual, que paso a sintetizar, aunque antes, permítanme ustedes recordarles las críticas básicas que se hacen al psicoanálisis desde el campo de la ciencia:

1. No existe una teoría psicoanalítica clara, sino un conjunto de hipótesis mal articuladas entre sí que impiden un acercamiento desde el punto de vista hipotético deductivo.
2. La teoría y el método psicoanalítico no permiten un acercamiento cuantificable por lo que el lenguaje logico-matemático es inaplicable.
3. El material clínico del que supuestamente debería surgir la base empírica para la contrastación de la teoría está contaminado por la sugestión.
4. Las hipótesis psicoanalíticas no tienen consecuencias observables.
5. El psicoanálisis es inestable pues siempre hay una teoría que explica cualquier situación.
6. Dado que los sintamos, desde el punto de vista psicoanalítico tienen un sentido quiere decirse que entonces, el psicoanálisis trata con significaciones y no con hechos.
7. La profusión de términos teóricos aleja cada vez más al psicoanálisis de la posibilidad de cientificidad.

Pasemos ya a la situación actual.

La polémica que el empirismo y cierto sector del movimiento psicoanalítico mantienen a lo largo de muchos años se fundamenta académicamente en los siguientes aspectos:

1. El psicoanálisis tiene su metodología (setting) distinta de la metodología empírica.
2. El objeto de investigación del empirismo es el mundo objetivo, el objeto de estudio del psicoanálisis es la subjetividad en su dimensión inconsciente.
3. El modelo empírico es el de la causalidad y el psicoanalítico maneja causas y significados.
4. La ciencia de la complejidad es el lugar que corresponde al psicoanálisis.
Estos cuatro aspectos rígidamente mantenidos diferencian e imposibilitan todo tipo de discusión con el sector que mantiene la otra posición:

1. La metodología psicoanalítica no impide el acercamiento empírico.
2. El objeto de investigación psicoanalítico puede y debe ser perfectamente modelado para su investigación empírica.
3. No existe diferencia entre causa y significado.
4. Solo la epistemología empírica puede definir la cientificidad de una teoría.

Como vemos podríamos empezar a reflexionar o polemizar sobre la legitimidad de los dos acercamientos epistemológicos o sobre la legitimidad de esos dos sectores del movimiento psicoanalítico.

En cualquier caso no debemos considerar esta polémica, que es más que una polémica, en términos nacionales o de identidad lingüística, polémica entre el psicoanálisis francés y el psicoanálisis americano, pues a parte de que es una forma de perpetuar un estilo colonial de percibir la realidad además no es cierto, pues hay orientaciones que, desde estos momentos, denominaré subjetivistas y objetivistas en todo el campo psicoanalítico, con independencia de las instituciones internacionales a que se pertenezca.

En tanto el psicoanálisis no es una ciencia positiva ni una ciencia hermenéutica no por ello deja de nutrirse de estas posiciones desarrollando aspectos metodológicos y modelos teóricos que incrementan – en el mejor de los casos – los conocimientos específicos del psicoanálisis. Así, los intentos por incluir el método observacional empírico – sobre todo los trabajos de Daniel Stern, P. Fonagy, en definitiva el Comité de investigación de la IPA establecido en 1990 bajo la dirección de Robert Wallerstein. – como capaces de aportar conocimiento más allá del setting psicoanalítico.

Igualmente las demandas verificacionistas – la obra de A. Grünbaum(3)sería un buen ejemplo – empiezan a imponerse y nos encontramos con trabajos que presentan resultados validados empíricamente así como intentos de verificación de aspectos conceptuales del psicoanálisis. Si estos intentos simplifican o desvirtúan el modelo psicoanalítico es, igualmente, motivo de reflexión y polémica.

Permítanme ustedes recordar brevemente algunos aspectos de la reflexión epistemológica con la intención precisamente de enfatizar la falta de unanimidad – no podría ser de otra manera- que se da en un sector del saber al que ingenuamente acudimos a la espera de un veredicto de legitimidad para nuestra disciplina.

El campo de la epistemología clásica tal y como la entendemos en la actualidad surge de la idea de que la mente es capaz de crear representaciones que reflejen de forma exacta lo que está ahí afuera ; el conocimiento pues, es posible en tanto la mente crea representaciones exactas al mundo exterior. Esta creencia es la que subyace al pensamiento de Locke, Descartes y Kant verdaderos fundadores de la epistemología que denominamos clásica. Pero esta idea básica, centro del proyecto epistemológico no es ya aceptada por muchos autores que consideran que “ hay que abandonar la noción del conocimiento en cuanto representación exacta, que resulta posible gracias a procesos mentales especiales e inteligibles gracias a una teoría general de la representación”. (2)

La solución, sin embargo, no consiste como muchos autores y algunos psicoanalistas proponen, en dar la espalda a la problemática de la elaboración de una teoría de la representación e inclinarse por prescindir de tal problema. R. Rorty (2) nos recuerda que en la filosofía los problemas se plantean pero no se resuelven. De repente un momento histórico convierte un tema en objeto de interés y estudio y lo que venia siendo objeto de reflexión y polémica apasionada desaparece. Santo Tomás de Aquino se pasó gran parte de su vida tratando de demostrar la existencia de Dios por medio de la razón natural. La filosofía de la época continuó durante demasiado tiempo, creemos, dándole vueltas al tema. Luego, sin resolverlo, evidentemente, se abandonó.

Pero creo que no estamos en la misma situación. Seguir demandando pruebas de verificabilidad en el campo de la ciencia sigue siendo prioritario, aunque, y en eso si pondríamos énfasis, la autoridad y la exclusividad del proyecto epistemológico clásico se perdió hace tiempo. (2)

El libro (4) de Charles Taylor, Argumento filosóficos, titula su primer capitulo “La superación de la Epistemología”. Por tanto, las pruebas de verdad que reclama la epistemología de base empírica tiene más un valor de estímulo que de referencia definitiva. En este capitulo Taylor nos recuerda como la superación de la Epistemología se basa en la superación de su proyecto fundacional, tal y como aparece bien detallado en el trabajo de Richard Rorty. “Desde el punto de vista de este proyecto, las ciencias positivas necesitaban una disciplina rigurosa que pudiera controlar las credenciales de todas las pretensiones de verdad. De modo que una supuesta ciencia será válida sólo si sus hallazgos superan este test-de lo contrario se apoyará en arena -. Sólo la epistemología puede aclarar qué convierte las pretensiones de conocimiento en válidas y en que grados de validez última pueden aspirar a descansar” (Taylor p. 20). Pero tal proyecto fundacional se apoyó o fue posible a partir de una concepción mucho más general y que podríamos definir como la “correcta representación de una realidad independiente. En su forma original, veía el conocimiento como la imagen interna de una realidad externa” (Taylor p.21). (4)

Como psicoanalistas se nos hace difícil aceptar un modelo mental que reproduce la realidad. El papel creativo e interpretador del psiquismo fue puesto en evidencia desde los comienzos de la investigación psicoanalítica y es el fundamento de la realidad psíquica.

Como hemos señalado anteriormente el psicoanálisis desde sus inicios tuvo que enfrentarse a la demanda que la epistemología hace a las ciencias naturales. El desarrollo de esta polémica ha sido constante aunque podríamos señalar algunos momentos más significativos:

En la época de Freud la polémica empezó a surgir aunque no de forma muy estructurada: parece un cuento de hadas le dijeron en el colegio de Médicos de Viena cuando presentó un historial clínico. Entre nosotros y en época tan temprana como 1911 Ortega y Gasset publico un trabajo, Psicoanálisis ciencia problemática, en que se plantea ya muchos de los temas que se vinieron desarrollando después. (5)

A riesgo de cierta simplicidad pondría cuatro momentos sobresalientes de toda esta polémica sobre la cientificidad del psicoanálisis:

1. H. Hartmann – E. Nagel
2. Trabajos de los años 50-60 Eysenck
3. Wallerstein – Grünbaum
4. Wallerstein; Fonagy( Objetivistas) – A. Green (Subjetivistas)

Como vemos los tres primeros puntos reflejan la polémica entre epistemólogos y psicoanalistas y en torno a la cientificidad, a los aspectos validables de la teoría psicoanalítica. El último punto, el cuarto, cambia radicalmente la tendencia. Ya no es una polémica entre epistemólogos y psicoanalistas sino entre psicoanalistas entre si. Y ya no es únicamente en torno a temas conceptuales sino a la propia metodología.

Es decir, hoy el debate sobre la cientificidad del psicoanálisis ha sido superado y el tema central del debate gira sobre si son posibles las investigaciones empíricas en psicoanálisis. El debate sobre la cientificidad del psicoanálisis ha sido superado por desinterés y por algo más. El algo más que fundamenta el desinterés es que la ciencia ha dejado de tener una definición unívoca- si es que la tuvo alguna vez- y hoy la complejidad – a la que veremos hace alusión A. Green es un modelo mucho más aplicable al psicoanálisis.

No sería ésto una buena reflexión psicoanalítica si no empezásemos invocando a Freud y su posible posición sobre el tema. Como siempre suele ocurrir en Freud encontramos lo que busquemos y esto no es una crítica ni una ironía, es simplemente una constatación fundada en el hecho de que Freud no tuvo que mantener fidelidades por su condición de fundador lo que le permitió el manejo de un pensamiento libre, esto es, contradictorio.

Pasemos pues a la invocación:

En ”Tres ensayos para una teoría sexual” escribe: Puedo indicar con satisfacción el hecho de que la observación directa ha confirmado plenamente las conclusiones extraídas del psicoanálisis, proporcionando de este modo buena evidencia de la confiabilidad de este método de investigación

Esta primera invocación bien podría ser colocada en el frontispicio del Comité de investigación de los Objetivistas.

En el de los Subjetivistas colocaríamos este otro:

Se ha dicho que el oso polar y la ballena no pueden hacer la guerra porque, hallándose confinados cada uno en su elemento, les es imposible aproximarse. Pues bien: idénticamente imposible me es a mí discutir con aquellos psicólogos y neurólogos que no reconocen las premisas del psicoanálisis y consideran artificiosos sus resultados. V. Discusión. LXXXV – HISTORIA DE UNA NEUROSIS INFANTIL (CASO DEL «HOMBRE DE LOS LOBOS») (*381) – 1914 [1918]

Como vemos en estas dos citas encontramos actitudes bien diferentes frente a las opiniones de Freud sobre las posibilidades científicas. En una se congratula y apoya para confirmar las excelencias del método por métodos científicos. En la otra excluye las posibilidades observacionales fuera del método psicoanalítico.

Así pues la invocación a Freud no resuelve nada y en todo caso nos permite entender como desde el comienzo surgió una dicotomía que se expresa sobre la cientificidad o no del psicoanálisis.

Pero pasemos ya a comentar la nueva situación.

En efecto, si el hombre supiera cómo aprender algo de la observación directa del niño, estos tres ensayos bien podrían haber quedado sin ser escritos. XXVI – TRES ENSAYOS PARA UNA TEORÍA SEXUAL 1905. PRÓLOGO DE LA CUARTA EDICIÓN – 1920

La insatisfacción “científica” por los procedimientos y los resultados terapéuticos del psicoanálisis estuvieron presentes desde un principio. El propio Freud cambió su modelo teórico y complejizo la concepción de lo inconsciente a lo largo de toda su obra siempre estimulado precisamente por esta insatisfacción. Curiosamente el método, los aspectos de la técnica, nunca fueron tratados de forma minuciosa y monográfica por el propio Freud. El famoso setting psicoanalítico, que para muchos define el psicoanálisis nunca fue conceptualizado por Freud. De cualquier manera después de Freud la demanda de rigor científico se mantuvo en todo el campo psicoanalítico. El trabajo de Glover de 1952 (6) nos serviría de ejemplo de toda una demanda de control científico para el psicoanálisis de la época.

En cualquier caso la aplicación de métodos empíricos al psicoanálisis implica un modelo teórico que lo haga posible. Tal modelo lo encontramos en las teoríasintersubjetivistas, interpersonalistas, interrrelacion
ales, todas ellas cercanas a la teoría del apego de Bowlby. Es contra estas teorías contra las que dirige Green su crítica.

De todo este grupo teórico podemos decir, a riesgo de simplificarlo, que es un modelo que en lo teórico podríamos adscribir a una suerte de teoría de las relaciones de objeto modificada y en lo técnico- terapéutico considera que el proceso analítico se da entre dos subjetividades, paciente-analista que en su encuentro crean una realidad psíquica nueva que constituye el objeto del análisis. Recordemos que toda esta posición no tiene nada de novedoso. Desde Ferenzci y pasando por la primera etapa revisionista, Sullivan, K. Horney, y E. Fromm las teorías intersubjetivas forman parte de las múltiples teorías psicoanalíticas. La Sociedad Willian Allanson White de New York fue y sigue siendo una gran representante de todos estos modelos. Y entre nosotros, el Centro Psicoanalítico de Madrid comenzó siendo, bajo la dirección de su fundador el Dr. Alejandro Gállego Meré, un representante de esta corriente en España, que algunos vemos como historia, pero que otros continúan aceptando

John Bowlby, desarrollo un modelo psicoanalítico en que privilegió de manera importante las relaciones reales entre el niño y sus padres como elementos determinantes del desarrollo personal y de las posibles patologías futuras. Toda la complejidad del desarrollo psíquico quedó subsumido en una interacción que podríamos sintetizar en el concepto de respuesta sensible o respuesta empática. La respuesta empática de la madre o del cuidador constituyen la base de un desarrollo adecuado. Además esta experiencia externa tiende a convertirse en una estructura interna, esto es en un sistema representacional que en la teoría del apego se denomina modelo operativo interno del self y del otro(7)( Marrone, pg 44). Pero, como decíamos, lo más relevante es que este modelo representacional “ esta basado –según Bowlby – en las experiencias reales de la vida del niño” (7)(Marrone pag 44). Experiencias reales que reflejan un vinculo. Este modelo teórico permite por tanto una observación directa de esos vínculos ya que el acceso a la subjetividad noesta mediatizado por esa multitud de conceptos psicoanalíticos de imposible aprehensión empírica: pulsión, fantasía inconsciente, instinto de muerte etc… Igualmente este modelo admite la posibilidad de realizar protocolos de exploración que son entrevistas estructuradas que nos permiten evaluar estos sistemas representacionales.(7) (Marrone, pg 103). La Entrevista de Apego para Adultos (AAI Adult Attachment Interview) que fue creada en los años 80 en Berkeley constituye el núcleo central al que se le han ido sumando algunas otras que tratan de investigaraspectos psíquicos más complejos. Por ejemplo Peter Fonagy y los Steele han incorporado un modelo para evaluar la función reflexiva que permite ver el nivel evolutivo de un sujeto en tanto en cuanto es capaz de discriminar adecuadamente la realidad y distinguir lo externo y lo interno o, lo que es más importante pasar de una conducta teleologica a una conducta mentalizante. P. Fonagy piensa que las conductas de apego dependen de la capacidad que ha desarrollado el niño de percibir las señales de su ambiente interpersonal y que le dará la experiencia subjetiva de seguridad.inseguridad. “El sistema de apego es, primero y por encima de todo, un regulador de la experiencia emocional”(7) Marrone, pág. 147).

Fonagy, al igual que Stern y otros autores que trabajan en esta línea, considera que, en condiciones favorable, se desarrolla un sistema regulador diadico, mediante el cual las señales que da el pequeño de sus cambios de estado anímico son entendidos y respondidos por la madre o figura de apego. Como Stern, Fonagy piensa que la conducta del infante es intencional y se basa en expectativas específicas”.(7) (Marrone, pág. 147). De aquí a la observación directa de los niños no hay más que un paso.

Daniel Stern es quizás uno de los autores más conocido por sus trabajos en la observación de bebés. Este autor defiende la aproximación empírica a la observación del bebe-madre en la etapa preverbal, a-conflictual en la cual el fenómeno del après –coup no tendría presencia dado la ausencia de lenguaje de esta etapa.

Alude a la expresión del lenguaje del cuerpo, lo que no se expresa en palabras como fenómeno esencial de esta etapa y donde la temporalidad tiene características específicas. Igualmente la intencionalidad del niño (basada en la obra Husserl y Brentano) excluye toda referencia al inconsciente.(8)

En la revista JAPA de 1996 (9) se publicó un debate sobre este tema en el que se discutió un trabajo de Peter H. Wolff titulado: The irrelevance of Infant Observations for Psychoanalysis donde la tesis que se mantiene es la que expresa el título. A este trabajo con el que A. Green mantiene un acuerdo casi total es al que se dirige Daniel Stern cuando plantea los siguiente puntos:

1. Las observaciones de bebes son relevantes para el psicoanálisis aunque existen diferencias epistemológicas y metodológicas evidentes, que podemos resumir en cuatro apartados:

a. Esta de acuerdo con Green en que la observación directa no puede probar ni desaprobar las teorías psicoanalíticas.
b. Las observaciones indirectas sí son relevantes para el psicoanálisis. ¿Qué se entiende por observación indirecta? Si el psicoanálisis esta fuera de una base científica y por tanto no se rige por conceptos como verdadero o falso sí se rige, sin embargo, como dice Ricoeur,(10) por criterios de verosimilitud. Lo verosímil o plausible ( como lo denomina Stern) lo es también desde fuera del psicoanálisis, por las disciplinas fronterizas a él “ en este caso el desarrollo infantil. Esta es la forma de relevancia indirecta que nos concierne aquí” (8) ( pág. 75)
c. Esta forma indirecta si es relevante para el psicoanálisis fortaleciendo muchos de sus acervos teóricos mas o menos plausibles.
d. ¿Son las observaciones de niños una fuente indirecta relevante para el psicoanálisis como la literatura, la antropología los mitos etc.? Evidentemente si, aunque A. Green no esté de acuerdo como veremos más adelante.
A partir del AAI y de la observación directa de bebés que acabamos de señalar podemos hacer una clasificación:

Clasificación de los sujetos según la teoría del Apego

Clasificación en la Infancia. Observación directa de Bebés

(Respuesta a la situación extraña)

Seguros

Ansiosos/Evitativos

Ansiosos/Resistentes

Desorganizados/Desorientados

 

Clasificación adultos (AAI)

Autónomos/Seguros

Inseguros/Despreocupados

Inseguros/Preocupados

Inclasificables

 

Quizás un aspecto importante a reseñar es que se ha comprobado en estudios longitudinales una correspondencia del 68 al 75 por ciento (7) ( Fonagy)entre las clasificaciones de apego en la infancia y el apego en la vida adulta. Quiere decirse que el patrón diagnostico que hagamos de un niño en su etapa de bebe tiene un alto nivel de probabilidades de continuar idéntico en la edad adulta.

“Tout ce qui est rigoreux est insignifiant” René Thom, “La science malgré tout” 1968 (Citado por Green en (8)

La critica de A. Green y de los que hemos denominado subjetivistas parte de la creencia en que la observación de una conducta no nos dice nada de la subjetividad del niño y mucho menos del niño recordado por el adulto en análisis. La subjetividad solo es cognoscible desde la metodología estrictamente psicoanalítica, esto es, desde el setting psicoanalítico que permite lo que Green denomina estado psicoanalítico de la mente en referencia al diálogo fundado en la asociación libre del paciente y la atención flotante del analista. En cualquier caso, la critica de Green se dirige a lo irrelevante de todos estos trabajos para el Psicoanálisis y no la importancia que pueda tener para la psicología.

Veamos como ilustra Andre Green (8) el estado psicoanalítico de la mente y el funcionamiento de las asociaciones en la sesión psicoanalítica.:

“Déjenme darles una descripción – nos dice el autor – simplificada de la secuencia de pensamientos en asociación libre de una sesión y a los cuales designaremos arbitrariamente de acuerdo a la sucesión de las letras del alfabeto, a, b, c, d…La cuestión es cómo estas series adquirirán un significado, no obstante, su aparenteincoherencia, propio de la asociación libre, en el contenido manifiesto, el cual dirigirá la radical transformación del contenido latente, que aparecerá en relación opuesta al manifiesto. Déjenme tomar, por ejemplo, el elemento c el cual ha despertado cierta atención en la mente del analista. Tal elemento es asociado con el significado manifiesto, siguiendo la secuencia precedente, con a y b. Pero después de un momento, algunos otros elementos más alejados, llamémosles m y n, iluminan la relación con c y hacen aparecer en esta nueva luz algo diferente desde su original significado. Entonces, algunas otras relaciones se unen a la nueva relación entre m, n, y así c se fundamentará en una relación que había escapado a la atención del analista con alguna relación intermediaria con, supongamos, g y h. Esta enteramente nueva serie de conexiones dan nacimiento a lo reprimido y lo inconsciente, con la nueva dimensión la cual tiene que dar cuenta de las resistencias y los mecanismos de defensa también inconscientes. Vemos que todos estos procesos, los cuales ocurren en el silencio del analista, aparecen en ocasiones, todos de golpe, en una mirada que cobra significado retrospectivamente de c y sus conclusiones en la cadena de palabras y representaciones en una visión que contradice el previo significado manifiesto que tuvo cuando fue escuchado al principio. Vemos aquí que la recreación del significado, el cual es coexistente con la intervención de las defensas, principalmente la represión, escapa totalmente a la posibilidad de ser observado de otra forma que nosea el tipo de escucha en la situación clínica.” (8)

Todo esto lo podemos sintetizar, como hace Ricardo Steiner con palabras de Green: “Nosotros solo podemos reconstruir aquellos eventos post-factum con todas las complicaciones, distorsiones, defensas y procesos inconscientes y personales proyecciones del adulto observador o interpretador o narrador de estos eventos”.. (8)

Evidentemente tiene razón Green, esto no puede ser objetivado ni escuchado desde fuera de la situación analítica, lo que ocurre es que, lo que se debate, no es esto, porque es precisamente la situación analítica la que crea una situación donde se observan unos fenómenos que con otra metodología no se pueden ver. Lo que se debate es precisamente si existe una metodología capaz de captar la subjetividad aparte de la metodología psicoanalítica Evidentemente si la subjetividad es la que determina la metodología psicoanalítica entonces no hay que seguir discutiendo.

Green se va a basar pues en la realidad psíquica del sujeto, centrada en la sexualidad y en el papel de los afectos, en oposición a la interacción observable entre el niño y la madre.

Tres ideas centrales derivan implícita y explícitamente de la posición de Green:

1. El psicoanálisis no es una psicología.

2. El psicoanálisis y el psicoanalista quedan definidos por el setting.

3. La observación de niños, como el método empírico en general, es irrelevante para el psicoanálisis.

Para A. Green la investigación empírica, se entiende, es irrelevante para el psicoanálisis, siempre y cuando nos mantengamos dentro de los parámetros del psicoanálisis.

Qué es psicoanálisis y qué no es psicoanálisis o quién es psicoanalista y quién no lo es son interrogantes que forman parte de nuestra tradición. En la Conferencia de la IFPS celebrada en Munich en 1992 uno de los ponentes, Hannes Friedrich decía al respecto que “ no hay otro grupo profesional que se preocupe con tanta continuidad del problema de su propia identidad, como el de los psicoanalistas.” (11 ) A. Green resucita – aunque a decir verdad nunca estuvo muerto- la legitimidad para llamarse psicoanalista. Hoy, la ceremonia de la exclusión se repite muchos años después de sus momentos fundacionales: la expulsión de Jung, de Adler etc., y la entrega de los anillos de fidelidad. Estas ceremonias dramáticas y ridículas son, sin embargo, consustanciales con la propia identidad del psicoanálisis. No expresan únicamente la dimensión política de cualquier actividad humana sino que expresan la propia actividad humana: el deseo en tanto excluye y somete.

Green considera que la familia psicoanalítica esta dividida como consecuencia de la búsqueda de una base común que por ahora se mantiene de forma un tanto artificial. Para este autor esta surgiendo una nueva familia, que denomina “objetivista”, a partir del trabajo de Fonagy y R. Emde (12)

¿De qué hablan los psicoanalistas?, se pregunta Green, “hablan de lo que piensan no de lo que hacen”.

La mayoría de los trabajos presentados por autores no psicoanalistas reflejan concepciones que niegan lo que Green denomina “estado psicoanalítico de la mente”, esto es, la posición capaz de captar la asociación libre de los pacientes. Como consecuencia de esta falla metodológica el psicoanálisis se desliza cada vez más a posiciones psicologizantes. Así puede decirnos, criticando a Fonagy por aplicar los descubrimientos de las ciencias cognitivas al psicoanálisis de niños:

“Hay un descuido en la mayoría de las investigaciones sobre la especificidad de que es intrapsíquico e inconsciente, y una subestimación de los parámetros de la situación analítica conexos al concepto de setting, con la idea implícita de que un procedimiento observacional de las relaciones interpersonales puede dar cuenta mejor del objeto del psicoanálisis que la especulación que el psicoanalista traza desde su experiencia terapéutica. También podemos observar que las iniciales definiciones de Freud del psicoanálisis han sufrido ahora un cambio sustancial con la pretensión de que el psicoanálisis es una “teoría de la personalidad, una definición más adecuada a la perspectiva psicológica que a la psicoanalítica.”(8)

La diferencia entre estas dos perspectivas – psicológica y psicoanalítica – son fundamentales, no aceptando Green las posiciones de la ego psicología o de la psicología del self o de cualquier tipo de psicología psicoanalítica como equiparable al psicoanálisis. Gree
n señala tres aspectos que marcan el error psicologicista:

a. la diferencia entre el yo prepsicoanalítico y el concepto freudiano del yo desaparece.

b. haciendo del yo el punto central de la interpretación la teoría pulsional desaparece progresivamente a favor de una interpretación de la psicología de la conducta.

c. En tanto la teoría pulsional queda fuera de atención se psicologiza la teoría y así la teoría de las relaciones de objeto se simplifica y deriva hacia una teoría interpersonal

¿Cuál es la diferencia entre lo psicoanalítico y lo psicológico? Lo psicológico queda restringido a lo consciente incluso a lo preconsciente, mientras lo psicoanalítico es lo inconsciente. Desear no es lo mismo que motivación o intencionalidad. Pág. 25

(8 )

El psicoanálisis no es una psicología total ni una psicología general como pretendió Harttmann nos recuerda Green, quien continua en su crítica contra los interpersonalistas:

“La mayor parte de la veces se abandona la teoría de las pulsiones freudianas y la metapsicología. El psicoanálisis como señala Freud es una psicología de dos (two-body psychology) acerca de una persona y específicamente de una persona singular.”(8)

“Lo interpersonal, lo intersubjetivo, o lo interactivo reemplaza progresivamente lo intrapsíquico. Como el modelo de la representación fue reemplazado por el modelo de la conducta- o, más precisamente, por la dualidad de percepción acción- la mayoría de lo importante del descubrimiento freudiano queda postergado”(8) (pág. 50).

La importancia que cobra lo infantil y la infancia en algunas orientaciones psicoanalíticas es relativizado por Green. Aunque en el Hombre de las ratas Freud le dice al paciente que el Inconsciente es lo infantil en el resto de su obra Freud no vuelve a privilegiar lo infantil y si habla de muchos otros elementos: deseos, representaciones, pulsiones, fantasías etc.”¿ Pero – se pregunta Green,- no nos podemos permitir cambiar nuestros puntos de vista acerca de estos conceptos? Si, pero solo de acuerdo con el setting psicoanalítico- con o sin diván- y no solo por el estudio del desarrollo.” (8)

Continuando el párrafo anterior dice: “Es más, nos hemos preguntado si la investigación sobre la infancia tiene poder para proveernos información exacta acerca de otros parámetros que hemos señalado, los cuales juntos contribuyen a delinear la especificidad de nuestra disciplina. Nótese que no digo nuestra ciencia, como en ocasiones escriben imprudentemente” Quizá esa diferencia entre ciencia y disciplina se refiera exactamente a que el psicoanálisis es un método al que nos sometemos disciplinadamente.

El objetivo especifico del psicoanálisis no es ni el niño ni la infancia, sino el inconsciente. De cualquier manera la diferencia entre el niño real y el niño verdadero pasa por considerar la realidad psíquica, concepto que según Green también ha perdido, para algunos el sentido que tuvo para Freud Así, en la colección de críticas que dirige a Daniel Stern una es sobre el concepto que este autor tiene de la realidad psíquica que, según Green es la que maneja R. Emde de “realidad imaginativa”.

Las demandas de validez al psicoanálisis han pasado por distintos niveles (A. Grünbaum)(3). En una lo fundamental es el estudio o validación de la teoría psicoanalítica, podríamos decir de la metapsicología o, en la actualidad, todas las teorías del desarrollo (psicología psicodinámica del desarrollo).

Un segundo tipo de demanda de validación son las que se refieren a la patogénesis, a las causas psicopatologicas y de los síndromes clínicos. Aquí se pueden buscar confirmaciones en grupos de pacientes o en estudios epidemiológicos que evalúen estadísticamente los fenómenos que señala el psicoanalista y la asociación significativa que se señala. Por ejemplo la relación entre homosexualidad latente y paranoia, experiencia de nacimiento y ansiedad subsecuente etc.,

El otro nivel de validación se refiere a la eficacia terapéutica entre el psicoanálisis, psiquiatría y otra variedad de psicoterapias.

Desde Freud, la actitud frente a estos estudios siempre es la misma: cuando se confirma esta u otra teoría psicoanalítica nos congratulamos; cuando no es así, sino todo lo contrario se adopta una actitud displicente al método empírico y se reivindica el propio. Robert Michels se pregunta por el poco caso o interés que tienen los psicoanalistas por la investigación, por la evaluación sobre su propia practica. El psiquiatra o el psicofarmacologo clínico si se preocupa por la eficacia de tal o cual fármaco. El autor nos dice que el psicoanalista esta más cerca del cirujano que del psicofarmacologo. En cirugía y psicoanálisis el tratamiento es único y gran parte de la eficacia terapéutica depende de la habilidad del médico. (14).

La dificultad de validación en el nivel que nos interesa Rapaport y Gill(15) nos hablan de distintos niveles de la teoría psicoanalítica: 1. Proposiciones empírica: los niños a los cuatro años consideran a sus padres como rivales; 2.Proposiciones psicoanalíticas especificas: la resolución del Edipo es un determinante decisivo en la formación del carácter y de la psicoaptologia. 3. Proposiciones psicoanalíticas generales: la formación de estructuras por medio de la identificación y anticatexis explica teóricamente la declinación del complejo de Edipo. 4. Proposiciones metapsicologicas: el Edipo .

Quiere decirse que la contrastación de los conceptos psicoanalíticos debe dirigirse a la base empírica y no a la metapsicologica. Hoy, según algunas escuelas, los datos empíricos del psicoanálisis surgen de la observación de bebes y de la correlación de lo visto con lo que nos vamos a encontrar en ese niño ya adulto gracias a los protocolos que la teoría del apego, fundamentalmente viene realizando.

Pasemos a la verificación que hace P. Ricoeu (10, 13).

En su trabajo El problema de la prueba en los escritos psicoanalíticos de Freud (10) presenta P. Ricoeur criterios cercanos a la hermenéutica pero en un dialogo franco con la epistemología científica.

La tesis de Ricoeur es, sin substanciales diferencias, prácticamente la de A. Green: la teoría psicoanalítica es “ la codificación de lo que ocurre en la situación analítica y, más exactamente, en la relación analítica”(10,pag. 1054) Los datos de observación deben buscarse en esta situación según cuatro criterios que seña este autor:

1. “… sólo entra en el campo de la investigación, y del tratamiento aquella parte de la experiencia que puede ser narrada… “ la dimensión semántica del deseo”.

2. “La situación analítica no solo selecciona lo narrable, sino lo que se dice a otra persona…. la dimensión directamente intersubjetiva del deseo”.

3. Los dos aspectos anteriores son captados en su dimensión de realidad psíquica “ formaciones imaginarias que Freud reúne con el termino Phantasieren (fantaseo)”. Quiere decirse que el psicoanálisis ex
plora una realidad psíquica y no material por tanto ya “ no se sitúa en una condición de observable”.

4. “La situación analítica selecciona de la experiencia de un sujeto lo que se puede recoger en la trama de un relato”. Dicho relato se estructurará en la medida que los olvidos, las resistencias los síntomas, las repeticiones, sean sustituidas por secuencias significativas. Citando a Laplanche y Pontalis en su Diccionario muestra el poder terapéutico de este proceso: “experiencias, impresiones y huellas mnémicas son modificadas ulteriormente en función de nuevas experiencias o del acceso a un nuevo grado de desarrollo. Entonces pueden adquirir, a la par que un nuevo sentido, una eficacia psíquica”

Desarrollar todos los aspectos que el trabajo de Ricoeur muestra no es pertinente para nuestra exposición. Diremos únicamente que para Ricoeur el psicoanálisis no es una hermenéutica en tanto que la dimensión terapéutica introduce relaciones de fuerza mientras que el procedimiento de indagación lo hacen únicamente como relaciones de sentido. Este par “ formado por el procedimiento de indagación y el método de tratamiento ocupa exactamente el mismo lugar que los procedimientos operativos tienen en las ciencias de observación, destinados a conectar el nivel de las entidades teóricas con el de los datos observables. Este par constituye la mediación específica entre la teoría y los hechos en psicoanálisis. Y esta mediación opera de la siguiente manera: la práctica analítica, por el hecho de coordinar entre sí la interpretación y el vencimiento de las resistencias, requiere de una teoría en que la psique se presente tanto como un texto que es preciso interpretar cuanto como un sistema de fuerzas que es preciso manejar. En otras palabras, es el carácter complejo de la práctica efectiva lo que demanda una teoría destinada a superar la manifiesta contradicción entre la metáfora del texto para interpretar y de las fuerzas para regular; en suma, la práctica nos obliga a pensar juntos el sentido y la fuerza dentro de una teoría abarcadora”. (pag 1065)

La pregunta que nos hacemos junto a Ricoeur es si el psicoanálisis tiene una teoría que satisfaga esos requerimientos y de cualquier manera considera que la metapsicología freudiana no consigue unir estos dos requerimientos de sentido y fuerza.

Por ultimo señalar la tesis de Ricoeur sobre la verificación y falsación del método psicoanalítico diríamos: si el título último de verdad reside en los historiales clínicos, los medios de prueba residen en la articulación de la red integra de teoría, hermeneútica, terapéutica y narración” (pag 1076) y que de forma más concreta se explicaría:

1. Una buena explicación psicoanalítica tiene que ser coherente con la teoría que la avale.

2. …tiene que satisfacer las reglas universalizables definidas por los procedimientos de interpretación dirigidos a decodificar el texto de lo inconsciente.

3. … tiene que ser satisfactoria en el orden económico… tiene que ser un factor terapéutico de mejoría.

4. … tiene que elevar un historial clínico particular al mismo tipo de inteligibilidad narrativa que solemos esperar de un relato.

 

… si estos criterios de validación no derivan unos de los otros, sino que se refuerzan recíprocamente, constituyen el aparato de prueba del psicoanálisis.

Esta nueva situación puede ser sintetizada en los siguientes términos:

1. Para André Green – como representante apasionado de los subjetivistas – si el psicoanálisis abandona su metodología de trabajo y toma en cuenta los métodos empíricos nos encontraremos con el fin del psicoanálisis.

2. Para los objetivistas sería exactamente lo contrario: si el psicoanálisis continua en su posición de aislamiento, no acepta un control empírico y no interrelaciona con las ciencias afines asistiremos a su desaparición.

De cualquier manera creemos que el psicoanálisis tiene una solidez que nos permite contemplar la situación actual como un abatar más del momento histórico que vivimos en que la eficacia, y la rentabilidad son valores que permiten relativizar que no neutralizar todas aquellas disciplinas por fuera de este nuevo episteme.

Cuando P. Ricoeur habla de dos dimensiones, las de sentido y las de fuerza, como determinantes a la hora de crear una teoría psicoanalítica pareciera estar refiriéndose al concepto freudiano más específico, el de pulsión. Este concepto, evidentemente teórico, sí es un concepto que en tanto limite entre lo somático, fuerza y lo psíquico, sentido, podemos considerar como origen de toda posible metapsicología o teoría. El desarrollo posterior probablemente no continúe todos los pasos freudianos.

Si el concepto de pulsión abraza los de representación y afecto no nos resulta incomodo aceptar modelos psicoanalíticos que enfatizan uno u otro de los aspectos. Creo que los modelo relacionales que en gran medida se sustentan en los trabajos de Bowlby son estudios más específicamente volcados hacia la problemática emocional con exclusión de los problemas de simbolización y hermenéuticos que figuran en las orientaciones más clásicas.

¿Es posible aceptar una fragmentación de esta naturaleza? O únicamente es aceptar una situación de hecho donde el continuar manteniendo la idea de un Common Graund no es más que un deseo sin fundamento y donde la realidad muestra claramente la existencia, no la de un psicoanálisis o muchos, sino la de dos psicoanálisis enfrentados en legitimidades distintas.

El psicoanálisis no es únicamente una disciplina o una ciencia sino también una ideología en el sentido de la expresión de un deseo que pretende cambiar la realidad y no solo reflejarla. La pasión que arrastra esta polémica así parece confirmarlo.

En cualquier caso el Psicoanálisis seguirá siendo interrogado desde el campo, tanto empírico como hermeneútico e, igualmente desde el campo de las epistemologías emergentes aunque, en ningún caso, la teoría psicoanalítica podrá pretender por su singularidad mantenerse al margen de los problemas del conocimiento científico o, en cualquier caso mantenerse automarginada lo que ocurre no solo en el campo de la ciencia sino en el de la cultura. En el ultimo numero del IJPA (2002) 83, 245 un grupo de discusión (Panel report) titulado Cambiando de la psicoterapia psicoanalítica al Psicoanálisis donde uno de los participantes (Julio Campos de Brasil) se lamenta de algo que todos sabemos: “En 26 años de profesión – nos dice el autor- he tenido muy pocos casos con los que poder empezar con cuatro o cinco sesiones a la semana”. La causa de esta dificultad piensa este autor es el estatus del psicoanálisis en la cultura. Pone ejemplos conocidos en que nuevas investigaciones son preparadas al margen del Psicoanálisis, ya no interesa lo que pueda decir el psicoanálisis. En el sentido de Stern esta seria una forma “indirecta” de comprobar el nivel de verosimilitud que tiene el psicoanálisis.

Desgraciadamente la realidad empírica da la razón a los objetivistas, el Psicoanálisis en su sentido clásico ha dejado de interesar,
tanto a la ciencia como a la cultura, por lo que un cambio se impone. Que este sea el que nos presentan los objetivistas de eso ya no estamos tan seguros.



1. Fonagy, P.(2002). An Open Door Review of Outcome Studies in Psychoanalysis. http://ipa.org.uk/research/complete.htm

2. Rorty, Richard. (1995). La filosofía y el espejo de la naturaleza. Ediciones Cátedra. Madrid.

3. Grünbaum, A. (1984). The Foundations of Psichoanalysis. Berkeley: Univ. Calif. Press.

(1993). Validation in the Clinical Theory of Psychoanalysis. Int. Univ. Press.

(1997). Is the Concept of «Psychic Reality» a Theoretical Advance? Int. Univ. Press.

4 Taylor Charles. (1997). Argumentos filosóficos. Ediciones Paidós Ibérica. Barcelona.

5 José Ortega y Gasset: Psicoanálisis, Ciencia problemática. La lectura, Octubre y Dici. De 1911

6 Glover, E. (1952) Research Methods in Psychoanalysis. Int. J. Psycho-Anal., 33:403-409

7 Marrone, M. (2001). La teoría del Apego. Un enfoque actual. Psimática. Madrid

8 Green André & Daniel Stern (2000). Clinical and Observacional Psychoanalytic Research: Roots of a Controversy. Karnak. London

9 Wolff, P.(1996). Irrelevance of Infant Observations for Psychoanalysis. Journal American Psychoana. Assoc. 44/2: 369-391.

10 Ricoeur, Paul. (1983). El problema de la prueba en los escritos psicoanalíticos de Freud. Rev. De Psicoan., 5/6. Buenos Aires.

11 Friedrich, H.(1992). Identidad psicoanalítica de hoy y sus raices histórico-científicas. Conferencia pronunciada en el Congreso de la IFPS celebrado en Munich en 1992.

12 Fonagy y R. Emde (1997) An emerging Culture for Psychoanalytic Research?” (IJPA, 1997, 78, 4)

13 Paul Ricoeur (1999). Freud: una interpretación de la cultura. Siglo XXI Editores Mexico

14 Michels, R. (1994). Validation in the Clinical Process. Int. J. Psycho-Anal.75: 1133-1140

15 Rapaport, D. and Merton M. Gill, (1959) The Points of View and Assumptions of Metapsychology. Int. J. Psycho-Anal., 40:153-162 (IJP)