Los acontecimientos de estos días, la invasión de Irak y la respuesta contra la guerra, nos están confirmando algunas tesis freudianas y a la vez movilizando el análisis de otras. Si para Freud la guerra se caracterizaba por el afán de destruirlo todo, estamos ahora ante una guerra que se «reconstruye» de antemano y de la que se esperan pingüe beneficios económicos. Este aspecto y el ideal de una guerra «corta y quirúrgica» así como la sarta de mentiras de los discursos oficiales le están dando un carácter especialmente perverso. Si thanatos está siempre al acecho también está apareciendo eros de manera imprevista. Además de las manifestaciones, las variadas formas de rechazo y condena que están creándose pueden servirnos de contrapunto a la visión de Freud respecto de las masas. Como psicoanalistas vamos a aprender de esa energía de la calle y también, como ha sucedido en Málaga, vamos a poder aportar algo.
En este número se dan cita una serie de trabajos de muy variados temas y posiciones teóricas que nos ponen a resguardo de cualquier unilateralidad. Al relacionar lo genérico con la agresividad, Esteban Ferrandez está contribuyendo a disipar esa ambigua tibieza de nuestro campo respecto al maltrato y quizás sentando las bases para desatascar el análisis de la función materna. J.Belinsky nos sitúa a través de lo «imaginario radical» en los efectos de la irracionalidad de nuestros maestros y lo hace con gran riqueza teórica y alejado de cualquier sumisión institucional. Mientras en el plano de la teoría , nos dice, la IPA se decantó por las viejas religiones paganas, dejando que cada cual escogiera entre sus manes y sus lares, no fue así en el de la técnica en el que se elaboró un complicado ritual del que nadie podía apartarse.
E.García Silva nos muestra en su trabajo «Incidencias clínicas del nombre en psicoanálisis » la importancia del nombre propio en la historia de la persona y en su constitución como sujeto a través del análisis. Inés M. Usón nos comunica una investigación sobre las enfermedades de la piel de base inmunitaria realizada en un Servicio de Dermatología. Siguiendo a D. Anzieu y su conceptialización de la «función piel» pretende sentar las bases de una psicoterapia psicoanálitica y su evaluación clínica.
En «Ecología social de la hiperactividad», M. Rendon hace un trabajo de integración entre lo neurobiológico y lo psicoanalítico donde ambos se enriquecen mutuamente y aportando datos de la etología y la antropología partir de la fase del espejo, y en el supuesto de que los conceptos psicoanalíticos son imprescindibles para la investigación neurobiológica, da la vuelta al argumento de la prematuridad considerándolo un beneficio en cuanto a la función del otro y de lo social. Así como aportando nuevas ideas sobre la separación. Con «Borderline Desire» de Ch. Bollas, publicado en el International Forum of Psychoanalysis y que ahonda en aspectos transferenciales de estos pacientes, iniciamos en este número una sección de trabajos en el idioma original: inglés, francés, italiano que esperamos que sean de interés para los lectores.