Antes de entrar en el tema propuesto, me gustaría realizar dos preguntas :¿Cuales son los objetivos del psicoanálisis en un mundo globalizado? Y ¿ Hay algún futuro para el psicoanálisis en este mundo?
Para dejar las cosas claras, vamos a aceptar que no hay uniformidad y ni tan ni siquiera acuerdo entre las instituciones psicoanalíticas y entre los mismos psicoanalistas sobre el concepto de psicoanálisis. Siempre ha constituido una sutil, ya a veces no tan sutil lucha por el poder y el prestigio entre las diversas “tribus” psicoanalíticas. Cada una de ellas intenta demostrar la exactitud y la singularidad de sus teorías y de sus prácticas clínica con el fin de desacreditar a todos aquellos que piensan de diferente manera o no se suscriben a sus creencias.
De una forma muy esquemática, podríamos clasificar a la mayoría de las instituciones psicoanalíticas contemporáneas, en cinco grupos:
1) Sociedades tradicionales (IPA)
2) Sociedades ambivalentes tradicionales (IFPS)
3) Innumerables y dispersos grupos lacanianos
4) Analistas independientes sin una filiación psicoanalítica
5) Grupos cristianos fundamentalistas ( un nuevo fenómeno en Brasil)
¿Van a sobrevivir todos estos grupos ?
Hoy podemos decir que el psicoanálisis ha perdido su anterior poder popular y el prestigio en la medida que la demanda de tratamiento psicoanalítico y de formación, han disminuido en mayor o menor grado en todo el mundo. Esto no es solo debido a nuevas técnicas psicoterapéuticas breves, sino también a un rápido desarrollo de la psiquiatría biológica con sus aportes farmacológicos. Asimismo hay una creciente sospecha acerca de la ineficacia del psicoanálisis para tratar nuevos síntomas tal como se presentan en pacientes fronterizos, en la psicosomática, en pacientes psicóticos o incluso en graves estados depresivos.
Como consecuencia de la acción de la asistencia privada ofertando sistemas sanitarios, destinados fundamentalmente a ahorrar o ganar dinero, y que no tienen ningún interés en estimular tratamientos caros y de largo plazo , como es el psicoanálisis.
Finalmente también constituye un argumento, el hecho de que los resultados de tratamientos psicoanalíticos no son mensurables, y no se ajustan a los criterios de la medicina basada en la evidencia, estando por tanto acusado de no ser científicamente valido.
Nos gustaría estar de acuerdo con Frank Summers , cuando dice que el problema del psicoanálisis contemporáneo no es que haya múltiples puntos de vista, como Sorensen (2000) sostendría, sino que hay poco dialogo entre ellos y aun mas elocuentemente no hay formas de juzgar el valor entre las distintas ideas que competen entre ellas. Si un representante de la psicología del self, uno de la psicología del Yo, uno de la teoría relacional (aquí también habría que incluir a un lacaniano) tuvieran un encuentro para confrontar las ideas teóricas,¿ sobre que bases se deciden los méritos de cada posición ¿ Sin un criterio para evaluar las diferentes teorías, el terreno estaría afectado por la rigidez sectaria.
Una ciencia, definida en el sentido mas liberal, no puede reclamar nada al conocimiento, si sus inconmensurables ideas son sencillamente toleradas sin ningún esfuerzo por evaluar sus méritos relativos y no elaborar los criterios para llevar a cabo dicha evaluación.
Si uno piensa que una teoría psicoanalítica no es juzgada de acuerdo a “la verdad”, pero si de acuerdo a su utilidad, como creo que hacen la mayoría de los psicoanalistas, entonces surge de pronto una cuestión: ¿De que forma el campo psicoanalítico decide cual es la teoría mas fructífera en una instancia dada¿
En esta coyuntura histórica, no hay respuesta para esta pregunta. Sin tales criterios, el psicoanálisis queda abierto a ser acusado de no ser una ciencia, ni siquiera una disciplina, pero si una colección de tendencias que no tienen otra base mas que el gusto de cada analista. La única respuesta a este ataque devastador consiste en articular criterios para enfrentar los desacuerdos y tras ello confrontar las diferencias teóricas (1).
¿Se puede decir que el psicoanálisis hoy en día se limita a la formación psicoanalítica ¿ ¿ es posible pedirle a un paciente que venga a vernos tres o cuatro veces en semana?¿Qué le motiva? No creo que viniese a deshacerse de sus síntomas, ya que hay tratamientos para este fin, que se proponen como mas rápidos, mas baratos y mas eficaces que el psicoanálisis. En un mundo en que uno de los paradigmas es la preocupación por el tiempo y el dinero no es bastante extraño acudir a un tratamiento que dura décadas , con resultados imprevisibles?
Todo ello nos hace plantear la pregunta: ¿ Que se pueda ganar al transitar por una experiencia psicoanalítica? No es una pregunta fácil y estoy seguro que que las posibles respuestas no serian aceptadas por todos los psicoanalistas.
Yo diría que en el mundo occidental, el psicoanálisis sigue siendo hoy la manera mas eficaz para afrontar problemas de subjetividad. Esta dotado de poderosas herramientas para investigar al sujeto en su relación con su deseo, su posición existencial en la vida, y sus preocupaciones acerca de la finitud y la muerte.
En nuestro tiempo, debido a la prevalencia de todas las concepciones de totalidades y de absolutos, se han ido junto a todas las ilusiones acerca de los ideales, y todos los esfuerzos colectivos o revolucionarios no teniendo mas credibilidad para la mayoría de la gente. Como resultado de ello, sobreviene la extrema sensación de infelicidad y la falta de un sentido para la vida.
La civilización de hoy ha facilitado muchos medios de defensa para hacer frente a estos problemas. Mencionemos algunos ejemplos: el consumo compulsivo de bienes, la vertiginosa velocidad de la vida cotidiana, la obligación de trabajar y ganar dinero, el individualismo y la feroz competencia por el poder y las posiciones de jerarquía en el mercado de trabajo. Por último, pero no por ello menos importante es el resurgimiento de las diversas formas de religiones fundamentalistas que prometen la salvación dando todo tipo de garantías para facilitar la vida del creyente.
Como consecuencia de esta forma de vida muchas de las nuevas entidades psicopatológicas han salido a la luz como denuncia del profundo malestar de la civilización.
En este punto creo que el verdadero objetivo del psicoanálisis consistiría en la liberación del «Trieb» (instinto) de su vinculación a ciertos significantes que mantienen al sujeto en un estado de fijación, generando respuestas y comportamientos estereotipados. Este proceso debe alcanzar un punto de no retorno donde todas las maniobras defensivas anteriores se han convertido en inútiles. Ello proporciona una experiencia de vacío y desamparo, siendo asimismo causa de trastornos orgánicos y alteraciones psíquicas.
Podemos llamar este punto como el punto que se alcanza cuando uno se encuentra cercano al final del proceso psicoanalítico. Es cuando uno asume nuestra condición de estar dividido, castrado, siendo incompleta la condición humana y susceptible de fallar y cometer errores, aceptando que tenemos la muerte como nuestro destino final. Estos son los limites que Lacan conceptúa como lo Real.
¿Cómo puede hacer el psicoanálisis para que el sujeto realice una re-inserción en la estructura de la cadena de significantes sin caer nuevamente en los mismos esquemas que anteriormente le sostenían en una posición neurótica? ¿Cómo puede enlazarse de nuevo a la vida tras una experiencia mediante la cual uno se ha desnudado de todas las fantasías, creencias y perjuicios que habían constituido su luz para orientar
la navegación en su vida?
Recordemos lo que Freud afirma en su trabajo:” Reflexiones para tiempos de guerra y muerte” donde dice :“ Si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte”.
Lacan dice que lo Real es el misterio del “cuerpo hablante ” (parletre),y es el misterio del Inconsciente. Considerando lo Real como un misterio que en particular implica la imposibilidad de lo que pueda ser conocido en un análisis.
Este punto no debería provocar una sensación de inercia y desesperación, pero sabiendo ahora de la ausencia de las anteriores vías y esquemas para guiar la vida de uno, puede aparecer la oportunidad de abrir el espacio de la vida al deseo y al compromiso del paciente, con él mismo. Podemos decir, con Freud, que alcanzar el punto de la castración constituye la única oportunidad que uno tiene de hacer frente a la aventura de la libertad. Aun cuando debemos saber que en el psicoanálisis la libertad está limitada por las huellas de nuestro objeto de deseo.
Acompañar al paciente a través de estas duras experiencias es a mi modo de pensar la diferencia real entre un proceso psicoanalítico y todas las otros enfoques psicoterapéuticos.
Estamos preparados y dispuestos los psicoanalistas para realizar este”peligroso” y complejo viaje con nuestros pacientes? O solo nos apuntamos para tranquilizarles, tratando de liberarles de sus síntomas y acomodarles a una forma de vida que consideramos normal? Esta es una decisión fundamental que probablemente tendrá una marcada influencia en el futuro del psicoanálisis, y también para establecer sus objetivos en nuestro mundo contemporáneo.
Realicé la pregunta al principio de este trabajo, acerca de la posibilidad de que el psicoanálisis hoy en día corra el riesgo de limitarse solo a la formación analítica. La respuesta dependerá de cómo se conceptualice el psicoanálisis. Si lo definimos por reglas, requerimientos y normas tradicionales o bien por formas ambivalentes de instituciones tradicionales , podemos llegar a una conclusión paradójica: Los únicos analistas que sobrevivirán serán aquellos que realicen una formación analítica ya que solo a ellos se les puede ofrecer un autentico psicoanálisis, , de forma que solo los estudiantes o los candidatos irán en busca dela formación existiendo como pacientes tradicionales.
La realidad nos muestra que la visita tradicional del paciente aceptando tres o cuatro sesiones a la semana, casi ha desaparecido por completo. La mayoría de los analistas de hoy aceptan que trabajan con los pacientes una vez a la semana o incluso menos. ¿Qué están haciendo? Psicoterapia? Psicoterapia psicoanalítica? Psicoanálisis?
Por lo tanto, si seguimos siendo dependientes de criterios burocráticos externos para definir qué es el psicoanálisis, no podemos evitar convertirnos sólo en psicoterapeutas.
Debemos reflexionar seriamente sobre todas estas cuestiones sin tener miedo de cuestionar las pautas establecidas, tanto en teoría y practica como en nuestra forma de pensar y de trabajar como psicoanalistas.
La Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas (IFPS), o cualquier sociedad psicoanalítica tradicional, también tienen que hacer frente a este reto, y probablemente tendrán que reformular muchas de sus estatutos, paradigmas y metas para poder tener un lugar importante en nuestro mundo cambiante .
(1) Summers,F. Theoretical insularity and the crisis
(2) Mi agradecimiento a mi amigo y colega Dr. Marcio Vasconcelos Pinheiro , por su colaboración, lectura, y sugerencias .
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Javert Rodrigues, Doctor en Medicina
Psicoanalista –ex-presidente del Círculo Psicoanalítico M.G
Miembro del Comité ejecutivo de la IFPS
Miembro de pleno derecho de la Associação Brasileira de Psiquiatría
:javert.bhz@terra.com.br
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Traducción : Fernando Soriano
Supervisada por el propio Autor.